Los Yankees se refieren a Ryan McMahon —quien cumple 31 años este fin de semana y entra a su décima temporada en las Grandes Ligas— con el entusiasmo que suele reservarse para prospectos talentosos en busca de consolidación.

“Creo que ahora, al tener la pretemporada completa con él, un invierno trabajando juntos, quizás podamos desbloquear algunas cosas”, declaró el gerente general Brian Cashman esta semana sobre el bate del tercera base.

“Siento que hay un verdadero jugador bidireccional ahí dentro”, afirmó el mánager Aaron Boone en las Reuniones de Invierno. “Y espero que podamos ayudarlo con pequeños ajustes que liberen todo eso”.

En el pasado reciente, los Yankees tuvieron éxito al incorporar jugadores de los Rockies, un equipo a menudo deficiente y rezagado en análisis de datos, con Mike Tauchman y DJ LeMahieu disfrutando sus mejores temporadas en Nueva York. ¿Podría McMahon, con una temporada completa en el Bronx, ser el siguiente?

Sería inusual que un jugador tan veterano como McMahon —con más de 1,000 juegos en nueve temporadas en las que nunca ha registrado un OPS por encima del promedio— alcance otro nivel en esta etapa, pero los Yankees esperan que la adquisición de Colorado pueda aportar más que su excelente defensa. El trabajo para maximizar su swing ya comenzó.

“Él y nuestros instructores de bateo han tenido buenas conversaciones mientras comienza nuestro programa de bateo este invierno”, dijo Boone esta semana. “Es un atleta tremendo, con poder real. Siento que conoce la zona de strike bastante bien. Hay algunas cosas que hace en su swing que lo meten en problemas, pero no me sorprendería verlo llegar a un nivel diferente ofensivamente”.

La mayor falla en el swing de McMahon es evidente: nadie falla más al batear. Sin embargo, su perfil de fallos es particular: no persigue lanzamientos fuera de la zona de strike con frecuencia.

McMahon es un slugger paciente con buena disciplina en la zona de strike que camina a menudo —su tasa del 12% la temporada pasada ocupó el puesto 24, entre Bryce Harper y Vladimir Guerrero Jr.— y rara vez ofrece a lanzamientos que debería ignorar. Aun así, cuando sí conecta, falla demasiado a menudo.

Contra lanzamientos en la zona, su tasa de swing y fallo del 25.2% fue la segunda peor la temporada pasada. Entre lanzamientos fuera de la zona, su tasa de fallo del 62.3% fue la peor. Todo sumó a una tasa de ponches del 32.3%, la más alta de las mayores.

McMahon compensa con poder (seis temporadas con al menos 20 jonrones), una velocidad de salida promedio de 93.3 mph la temporada pasada (que ocupó el noveno lugar, entre Rafael Devers y Fernando Tatis Jr.) y una defensa sobresaliente en tercera base.

“Fue uno de los jugadores productivos en nuestra carrera postemporada este año en ambos lados del juego”, dijo Cashman sobre McMahon, quien registró un OPS de .833 en octubre y será recordado por una atrapada mientras caía en el dugout de los Medias Rojas en el juego decisivo de la serie de comodines. “[Él] ciertamente mejora a nuestro personal de lanzadores, especialmente cuando tienes lanzadores que inducen rodados como [Max] Fried y [Carlos] Rodón y todas esas bolas rodadas van a ese lado del campo. Creo que fue una buena adquisición. Pero, ¿hay áreas para mejorar? Seguro. Y esperamos ver si podemos”.

También existe la posibilidad de que un poco menos de McMahon pueda producir más. El bateador zurdo rara vez fue protegido de lanzadores zurdos oponentes con Colorado y ha hecho mucho más daño contra lanzadores derechos (un OPS de .763 contra derechos y .676 contra zurdos en su carrera).

Quizás trabajando en un platoon con un bateador derecho como Amed Rosario o Miguel Andújar, los números de McMahon mejoren. Quizás más tiempo con James Rowson y el resto de las mentes del bateo de los Yankees también dé frutos.

“Creo que hay mucho más ahí ofensivamente de lo que vimos de Mac”, concluyó Boone.

**REDACCIÓN FV MEDIOS**