¿Qué le sucede en tu cuerpo cuando dejas de tener sexo?

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El sexo es una parte natural y saludable de la vida, pero ¿qué sucede cuando decides abstenerse de tener relaciones sexuales? Aunque la abstinencia puede ser una elección personal o estar influenciada por diversas circunstancias, es importante comprender cómo puede afectar a tu cuerpo y bienestar general.

¿Qué es la abstinencia sexual?

La abstinencia sexual se refiere a la decisión de abstenerse de cualquier forma de actividad sexual. Esta elección puede estar motivada por razones personales, culturales, religiosas o relacionales. En algunos casos, las parejas pueden experimentar un matrimonio sin actividad sexual o tener encuentros sexuales mínimos, lo que se conoce como un matrimonio sin sexo. Es importante tener en cuenta que la abstinencia sexual puede tener diferentes significados para cada persona y relación.

Efectos físicos de no tener sexo

La actividad sexual regular tiene una serie de beneficios físicos para el cuerpo. Cuando decides abstenerse de tener relaciones sexuales, es posible que experimentes algunos cambios en tu organismo. Uno de los efectos más inmediatos puede ser una alteración en los niveles hormonales. La actividad sexual regular aumenta los niveles de hormonas como la oxitocina y las endorfinas, que están asociadas con sentimientos de felicidad y reducción del estrés. Por lo tanto, la falta de sexo puede llevar a una disminución en los niveles de estas hormonas.

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La investigación sugiere que el sexo regular puede reducir los niveles de ansiedad, ayudar a aliviar la depresión y estar relacionado con un menor riesgo de problemas cardíacos. En el caso de los hombres, la salud de la próstata puede beneficiarse de la eyaculación frecuente. Un estudio realizado en 2016 mostró que los hombres que eyaculaban al menos 21 veces al mes tenían un menor riesgo de cáncer de próstata en comparación con aquellos que lo hacían de 4 a 7 veces al mes. En el caso de las mujeres, los orgasmos pueden fortalecer los músculos del suelo pélvico, lo que puede ayudar a prevenir la incontinencia en la vida posterior.

Efectos psicológicos de no tener sexo

La abstinencia sexual también puede tener efectos psicológicos tanto positivos como negativos. Por un lado, puede brindar la oportunidad de tomar un respiro y explorar quién eres como individuo. La presión social para tener relaciones sexuales puede ser abrumadora, y elegir la abstinencia puede ser un alivio para muchas personas. Además, los estudios sugieren que las personas que se abstienen de tener sexo no son menos felices que aquellas que sí lo tienen.

Por otro lado, la falta de actividad sexual puede generar frustración, tensión y un sentimiento de desconexión en la pareja. La falta de intimidad física puede afectar la relación de pareja y provocar conflictos emocionales. Es importante tener en cuenta que la disminución de la actividad sexual no siempre indica un problema en la relación, ya que puede ser simplemente una transición hacia una nueva fase de la relación. Sin embargo, si la falta de sexo causa angustia a alguno de los miembros de la pareja, es crucial abordar el problema de manera abierta y constructiva, considerando la ayuda profesional si es necesario.

Causas comunes de la falta de sexo en las parejas

Existen numerosas razones por las cuales las parejas pueden dejar de tener sexo. Un estudio reciente reveló que el agotamiento es la razón más común para la falta de intimidad, seguida de la sensación de que la vida es demasiado estresante, la disminución del deseo sexual con el tiempo, las diferencias en el deseo sexual entre los miembros de la pareja y la falta de intimidad en general.

Las demandas de la vida cotidiana, el trabajo, los hijos y otras responsabilidades pueden ocupar el primer plano en la vida de una pareja, dejando poco tiempo para el sexo. El estrés y la fatiga también pueden ser factores significativos, ya que pueden disminuir el deseo sexual y la libido. Además, problemas de salud, como desequilibrios hormonales, menopausia o enfermedades crónicas, pueden afectar directamente la función y el deseo sexual de una persona. En el caso de las mujeres, problemas hormonales como el síndrome de ovario poliquístico pueden afectar la libido, mientras que en los hombres, enfermedades del corazón, presión arterial alta y diabetes pueden causar problemas de impotencia.

La edad también puede influir en cómo nos sentimos acerca del sexo. Un estudio realizado en 1,170 adultos durante un período de 10 años reveló que aquellas personas que se sentían «mayores» experimentaban una reducción en la calidad de su vida sexual. La misma investigación encontró que las personas que se sentían más jóvenes tenían una vida sexual más satisfactoria. Factores emocionales, como la depresión, la ansiedad o los conflictos no resueltos dentro de la relación, también pueden llevar a una disminución o cese de la actividad sexual.

Cómo aumentar el deseo sexual

Si experimentas una disminución en tu deseo sexual y sientes que es necesario aumentarlo, existen varias estrategias que puedes seguir. Es importante abordar el tema desde diferentes aspectos, incluyendo la salud física, el bienestar mental y la dinámica de la relación.

El autocuidado es fundamental. Mantener una rutina regular de ejercicio físico, una dieta equilibrada y tener un sueño adecuado puede ayudar a mejorar tu estado general de salud y bienestar, lo cual puede tener un impacto positivo en tu deseo sexual. El ejercicio regular aumenta la circulación sanguínea, mejora el estado de ánimo y fortalece la imagen corporal, factores que pueden contribuir a un mayor impulso sexual. Asimismo, llevar una alimentación equilibrada y rica en nutrientes puede favorecer el equilibrio hormonal y los niveles de energía.

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La gestión del estrés también es fundamental para mantener un deseo sexual saludable. El estrés crónico puede afectar negativamente el deseo sexual. Incorporar técnicas como el yoga, la atención plena o la meditación en tu rutina diaria puede ayudar a reducir los niveles de estrés y ansiedad, mejorando potencialmente el deseo sexual.

Algunas terapias, como la terapia cognitivo-conductual (TCC), también pueden ser útiles para mejorar la disfunción sexual. La TCC puede ayudar a abordar los problemas emocionales subyacentes que pueden estar afectando tu deseo sexual. Además, la comunicación abierta y honesta con tu pareja puede ser fundamental para mantener una vida sexual satisfactoria. Hablar abiertamente sobre tus necesidades y deseos puede mejorar la intimidad y la conexión emocional en la relación.

Qué hacer si tu pareja no tiene deseo sexual

Es muy común que las parejas tengan niveles de deseo sexual desiguales. De hecho, alrededor del 80% de las parejas experimentan regularmente situaciones en las que uno de los miembros tiene deseo sexual y el otro no. Si te encuentras en esta situación, es importante abordar el tema sin culpar a tu pareja. Comunicarse abierta y honestamente puede mejorar las relaciones sexuales.

Al hablar sobre el tema, es importante utilizar un lenguaje no acusatorio. Comienza expresando tus sentimientos y pensamientos en lugar de culpar a tu pareja. Escucha activamente lo que tu pareja tiene que decir y busca soluciones juntos. A veces, las personas se sienten más cómodas expresando sus sentimientos, pero no brindan suficiente espacio para escuchar a la otra persona. Abrir la conversación y escuchar activamente puede ser el primer paso para encontrar una solución.

Es importante recordar que cada individuo y relación experimenta variaciones en el deseo sexual, y es importante navegar estos cambios con paciencia y comprensión. El deseo sexual puede fluctuar a lo largo del tiempo y en diferentes etapas de la relación. Mantener las líneas de comunicación abiertas y buscar el apoyo de un terapeuta o consejero de parejas puede ser beneficioso si las dificultades persisten.

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Veronica Pereira

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