Santo Domingo.- Dos meses después del colapso del icónico centro nocturno Jet Set, el país continúa buscando respuestas. Lo que comenzó como una noche de celebración terminó en una de las peores tragedias civiles de la historia reciente de República Dominicana. 236 personas murieron y decenas resultaron heridas tras el derrumbe del techo durante una presentación del merenguero Rubby Pérez.
Una operación sin descanso
Más de 350 rescatistas, entre bomberos, Defensa Civil, policías y voluntarios, trabajaron día y noche durante cinco jornadas continuas. Las labores de búsqueda no solo estuvieron marcadas por la dificultad del terreno, sino también por el peso emocional de encontrar cuerpos sin vida entre los escombros.
Delfín Antonio Rodríguez, subdirector de operaciones de la Defensa Civil, recordó el momento en que llegaron al lugar:
“Algunos cuerpos ya habían sido sacados por otras personas. Nos gritaban desde dentro: ‘¡por ahí están pidiendo auxilio!’ Era desesperante.”
Uno de los momentos que más lo impactó fue el intento por salvar a una joven embarazada que se encontraba atrapada en la pista de baile. A pesar de los esfuerzos, no logró sobrevivir.
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Las secuelas invisibles
El impacto psicológico también ha dejado huellas profundas entre los rescatistas. Kelvizon Cáceres, jefe de brigada, relató que aún sufre de insomnio y recuerdos constantes de aquella noche.
“Me despierto pensando en lo que vi. Lo primero que me viene a la mente son las canciones de Rubby Pérez y el rostro de una joven que me tomó el pie y me dijo: ‘No me deje morir’.”
Cáceres tenía boletos para asistir al concierto, un regalo para su esposa. No fue. Una llamada a la 1:20 a. m. lo llevó directamente al desastre.
Reclamos de justicia
A la fecha, no hay responsables identificados ni explicaciones concluyentes. La Oficina Nacional de Evaluación Sísmica y Vulnerabilidad de Infraestructura (ONESVIE) continúa evaluando las causas del desplome. Sin embargo, familiares de las víctimas han interpuesto demandas por negligencia y exigen claridad en las investigaciones.
El abogado Miguel Guerrero, representante de un grupo de afectados, asegura que la falta de supervisión y mantenimiento adecuado del local será uno de los puntos claves en los tribunales.
“Las víctimas no solo merecen ser escuchadas; merecen justicia. Esto no puede quedar impune”, expresó.
Un país marcado
La tragedia del Jet Set no solo apagó luces y música. Abrió una herida que evidenció fallas estructurales, vacíos de supervisión y la urgencia de tomar medidas que garanticen la seguridad de los espacios públicos.
Mientras tanto, las familias lloran a sus seres queridos y la sociedad dominicana sigue esperando que esta historia tenga, al menos, un cierre justo.