Había mucho en juego en la primera vez de la Fórmula 1 celebrando un espectáculo de entretenimiento de este tipo. Todos los equipos enterraron temporalmente el hacha de guerra y llegaron a un acuerdo para presentar sus decoraciones al unísono ante 15.000 espectadores que agotaron rápidamente las entradas. Cada equipo tuvo siete minutos para presentar su nuevo diseño, con algunas actuaciones musicales y del cómico británico Jack Whitehall de por medio.
A juzgar por las reacciones positivas de los asistentes, desde aficionados ocasionales hasta periodistas cínicos, el evento fue un éxito rotundo. Según la F1, se alcanzó un pico de 1,1 millones de espectadores simultáneos en directo en su canal de YouTube, con 7,5 millones de espectadores en total a través de varias plataformas, lo que supuso el pistoletazo de salida oficial del curso.
La F1 buscaba aparentemente un ambiente de concierto de rock, aunque la forma en que empezó se parecía más a la de los Globos de Oro, con el sketch de apertura de MC Whitehall con visión directa para innumerables mesas VIP. Aunque algunas de sus intervenciones rozaron el límite de la risa, en general los chistes de Whitehall fueron acertados, y estuvo bien ver cómo un deporte que la mayoría de las veces se toma todo demasiado en serio se burlaba de sí mismo, aunque sólo fuera por una noche.
“Anímate Max, no te sentamos al lado de George Russell“, fue una buena frase que marcó el tono de una noche en la que la F1 jugó de forma divertida con su última rivalidad en lugar de ir con pies de plomo.
Lo que funcionó muy bien en la retransmisión de YouTube fue la producción visual del evento, dirigida por Brian Burke y su equipo y equipada con un enorme panel LED que se extendía a lo largo de una pasarela muy ampliada en la que los equipos se mostraban uno a uno.
La Fórmula 1 nunca había tenido tan buen aspecto. Si alguna vez ha sonado tan bien o no, es algo que se puede debatir, véanse las actuaciones musicales: mgk, Take That y Kane Brown.
Las cosas se volvieron un poco más inconexas una vez que nos metimos de lleno en el plato principal: los 10 equipos desvelaron sus decoraciones para 2025. Estuvo bien ver que todas las escuderías tenían libertad para ser creativas y llenar su espacio de siete minutos como quisieran, fue un bonito contraste con la naturaleza de los fines de semana de carreras.

Sauber C45
Foto: Getty Images
Ese enfoque evitó que el evento se volviera muy repetitivo y rancio después de la presentación de dos o tres equipos, pero también se volvió bastante desigual y dependió en gran medida de la calidad de la actuación de cada escudería. La estética ciberpunk de Sauber con el negro y verde neón dio un buen comienzo a la presentación, mientras que Williams rindió homenaje a su legado y a su fundador, Sir Frank, con un vídeo pregrabado antes de pasar a una presentación un poco más incómoda en el escenario. El jefe del equipo, James Vowles, como maestro de ceremonias, no impresionó.
Racing Bulls aprovechó la confusión en torno a su nombre para mostrar la que quizá sea el mejor diseño de todos, o al menos el más sorprendente. Alpine renunció al vídeo pregrabado en favor de un minijuego del compositor Brian Tyler y su alter ego Are We Dreaming, una mezcla de sintetizadores oscuros y hip-hop que en realidad no nos dijo nada sobre el equipo, pero al menos pareció hipnotizar al gran Flavio Briatore, que miraba el evento a través de sus características gafas azules.
El más ambicioso de todos fue Aston Martin, que rindió homenaje a una famosa escena de la película de James Bond, en la que Fernando Alonso y Lance Stroll recorrían el Támesis con lanchas motoras antes de ser izados hasta el O2. Una animación bien elaborada dio paso a la escena de la cantante Tem flanqueada por algunos violines. Sucedieron muchas cosas, pero todas con mucho nivel.
La energía del público jugó un papel clave, pero más que un concierto de rock, la velada se convirtió en una pantomima, con vítores para Lewis Hamilton y Lando Norris y abucheos para Max Verstappen, Christian Horner y la FIA. Preguntar al famoso chef Gordon Ramsay su opinión sobre la polémica prohibición de insultar también fue una victoria fácil, pero bien buscada.

Machine Gun Kelly
Foto: Getty Images
En medio de todo eso, habría sido fácil olvidar que se trataba de un aniversario, en el que se celebraban los 75 años de carreras de Fórmula 1. En general, el evento cumplió con creces su cometido, aunque hizo algo más que rendir homenaje a su pasado. El vídeo pregrabado de apertura dio en el clavo, y después de Williams y Aston, Ferrari también mostró su legado con un homenaje a Enzo Ferrari.
Pero Liberty Media también tenía la vista puesta en un nuevo horizonte, con un largo teaser de la próxima película de F1 que estará protagonizada por Brad Pitt y que se ha creado con Lewis Hamilton como una de las cabezas pensantes.
Pero a medida que se sucedían las presentaciones, el evento empezaba a perder fuelle como producto televisivo. “Ahora que hemos visto el coche más bonito de la noche, disfruten del resto de la velada”, bromeó Alonso. Y así lo sintieron muchos asistentes. Todo empezó a alargarse poco a poco, y los elementos relacionados con los presentadores y las actuaciones musicales rompieron parte del impulso. Probablemente haya buenas razones de producción para ello, ya que es un gran esfuerzo logístico enlazar tanto la presentación de los coches como a las coreografías de cada equipo.
Pero cuando llegó el turno de Mercedes y Red Bull, se empezó a respirar la sensación de desear poder adelantar el tiempo hasta las últimas decoraciones. Mirando las expresiones faciales de Verstappen, parece que él también quería que se acabase todo lo más rápido posible. Él y su compañero Liam Lawson no hablaron en el escenario, por lo que Horner se llevó la peor parte de los abucheos.
Y aunque podría haber habido mucha más participación de los pilotos en general, no hubo mucho tiempo para dejarles decir o hacer algo significativo. Véase Esteban Ocon, que cometió el pecado capital de pronunciar una variación del cliché: “Espero que el coche sea tan rápido como parece”.

Lewis Hamilton, Ferrari
Foto: Getty Images
Uno de los últimos momentos destacados fue el de Ferrari, en el que Lewis Hamilton, vestido de rojo, hizo vibrar al público. McLaren también hizo gala de su maravilloso legado en la F1, pero su idéntica decoración para 2025 nos hizo ver que habíamos pasado dos horas sólo para ver más de lo mismo.
Está claro que no era un evento para todo el mundo, y aunque muchos cínicos se llevaron una grata sorpresa, tampoco hay que culpar a los que consideraron que fue una pantomima para un solo día.
Pero lo más importante es que ha sido un hito exitoso para la F1. ¿Habrían sacado más provecho equipos como Sauber y Haas si hubiesen hecho sus propias presentaciones en solitario en lugar de compartir cartel con sus pesos pesados rivales ante un millón de espectadores? No hay respuesta.
Y aunque el programa se hizo demasiado largo para verlo desde la televisión, la F1 se propuso lo que quería hacer y se presentó a un público nuevo de una forma más moderna. Puede que no estuviera dirigido a un público en concreto, pero eso también está bien, hay intentar abarcar lo máximo.
Fotos de la presentación conjunta de la F1 2025 en Londres:
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