Durante la mayor parte de la noche del viernes, la multitud en el Yankee Stadium se mostró inquieta e incluso reservada. Tras la característica y entusiasta presentación de jugadores, los aficionados de los Yankees permanecieron inusualmente callados para lo que se considera la mayor rivalidad del béisbol. El estadio experimentó la cacofonía ensordecedora que ocasionalmente imploraba a los aficionados que “hicieran algo de ruido”, pero la multitud generalmente ignoró estas súplicas, resaltando la extraña quietud de los 46,064 espectadores. Los seguidores están indudablemente motivados por la preocupación por la franquicia histórica, que perdió su séptimo juego consecutivo contra los Red Sox con marcador de 1-0, cayendo medio juego por detrás del rival que alguna vez lideraron por dígitos dobles en la clasificación. “No me gusta perder contra ellos. No me gusta perder contra nadie”, declaró el mánager Aaron Boone tras el encuentro. “Nunca quiero perder contra los Sox, y ellos han tenido nuestro número durante este tramo. Tenemos la oportunidad de cambiar eso mañana”. **REDACCIÓN FV MEDIOS**



