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Quedé azorado al ver que el nieto de doña Zaida, la recordada emblemática defensora de la decencia mediática, decidió contemporizar al ofrecer una entrevista al comunicólogo Alofoke, marca bien escogida para su personaje por Santiago Matías. Mi amigo Yayo, el nieto, y Alofoque, el montro de la radio y otros negocios, representan cada cual un descomunal éxito, que resulta del trabajo arduo y constante. Pero no quisiera jamás pensar que poseen otras coincidencias. Eduardo Sanz Lovatón, abogado y director de Aduanas, uno de los líderes más prometedores del PRM, ha recibido frecuentes reconocimientos del sector privado, cuyos silencios suelen ser elocuentes. Es elogiado por gremios empresariales por su empeño por convertir al país en un hub logístico y modernizar las gestiones aduanales para facilitar el comercio exterior, parte de los fundamentos del crecimiento y estabilidad del país. ¿Ayuda a la carrera política de Yayo ser asociado a Alofoke? He piropeado la claridad con la que Yayo expresa sin ambages su filosofía de que el motor de la economía es el sector privado, que jamás podrá ser sustituido por ningún gobierno ni empresa estatal. Similarmente, yerros de criterio nunca traerán resultados tan positivos como cultivar una imagen distinta a los bodrios y cántaros huecos que tanto combatió la inolvidable doña Zaida. Ya yo ni sé cómo evitar los mareos por creer cualquier cosa y, como frecuentemente, estar muy equivocado. Mi apreciado Yayo, ¡devuélvete!
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