¿Y si los coches eléctricos chinos se dedicaran a espiar al mundo para beneficio de Pekín?

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China es la fábrica del mundo. Original o copiado, en su escaparate, como en el de Ali Express o Temu, se exhibe todo lo que uno pueda imaginar. Y a precios imbatibles. El gigante asiático lidera la fabricación de miles de productos y no sólo de los no tecnológicos.

Las industrias chinas producen un tercio de los productos manufacturados del mundo, más que Estados Unidos, Alemania, Japón, Corea del Sur y el Reino Unido juntos. Y lo tecnológico: China es el primer país del mundo en la producción de semiconductores, baterías eléctricas, paneles solares o coches eléctricos.

Estos últimos están invadiendo todos los mercados. Ahí está la guerra comercial de la Unión Europea con Pekín, porque los vehículos eléctricos chinos tienen las mismas características y prestaciones, pero son más baratos. Y lo mismo está pasando en EEUU. En mayo, el presidente Joe Biden elevó los aranceles del país a las importaciones procedentes de China de coches eléctricos, paneles solares y otros productos manufacturados de alta tecnología.

En Washington no sólo temen al poderío de la producción china, y sus precios tan baratos, sino a algo más. Las alarmas se han encendido porque los coches del gigante asiático podrían ser también espías de cuatro ruedas y, por lo tanto, una amenaza para la seguridad nacional.

La Cámara de Representantes de EE UU tiene estos días entre manos la votación de hasta 28 proyectos de ley relacionados con China. Son temas sensibles y entre ellos las restricciones a empresas biotecnológicas, los vehículos eléctricos y los drones, la limitación de la compra de tierras agrícolas por parte de ciudadanos chinos y más controles a la exportación. Todo apunta a un intento de suprimir el desarrollo y la influencia de China para reforzar a los aliados estadounidenses en Asia-Pacífico.

Freno a los programas informáticos para coches

El presidente Biden está en ello. Este lunes, el Departamento de Comercio de EE UU propuso una nueva norma que prohibiría la entrada en el país de algunos equipos y programas informáticos para automóviles fabricados en China (también en Rusia), con restricciones para los programas informáticos a partir de 2026. La medida, se dice, es necesaria por razones de seguridad nacional.

“No hace falta mucha imaginación para comprender cómo un adversario extranjero con acceso a esta información podría suponer un grave riesgo tanto para nuestra seguridad nacional como para la privacidad de los ciudadanos estadounidenses”, declaró la Secretaria de Comercio, Gina Raimondo.

El riesgo de puerta trasera para que Pekín espíe

BYD coche eléctrico chino
BYD coche eléctrico chino
Europa Press

El temor a China y sus cochecitos tan eficaces y baratos se ha verbalizado en el despacho oval y en el Capitolio, pero no sólo allí. El think tank China Strategic Risks Institute (CSRI) ha publicado un análisis, titulado Collision Course: Under-Pricing Chinese EV risks in the UK, en el que llegaba a conclusiones similares a las del gobierno de Biden. El CSRI es, en sus propias palabras, “un grupo de reflexión sobre los riesgos que plantea el autoritarismo creciente de China en el siglo XXI”.

El documento señala a los vehículos eléctricos chinos como un riesgo de puerta trasera para que Pekín gane influencia sobre gobiernos rivales. “La República Popular China tiene un largo historial de utilización de las dependencias de la cadena de suministro para coaccionar económicamente a sus socios”, se lee en el informe.

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El eléctrico chino puede arruinar al de EE UU desde México

  • Ya no es la posibilidad de que el software de un vehículo eléctrico pueda ser usado por Pekín para espiar a sus rivales, sino que la propia producción industrial china puede dañar y mucho a la industria de EE UU. Los fabricantes de automóviles chinos se están instalando en México para aprovecharse de las normas comerciales norteamericanas. Desde allí pueden enviar sus coches hasta Los Angeles o Nueva York a precios muy bajos, informa AP. Los eléctricos estadounidenses cuestan una media de 55.000 dólares (aproximadamente el doble). El senador Sherrod Brown, demócrata por Ohio, ha llegado a pedir a Biden la prohibición total de los vehículos eléctricos chinos en EE UU. “Una y otra vez, hemos visto cómo el gobierno chino vierte productos altamente subvencionados en los mercados con el propósito de socavar la fabricación nacional”, asegura.

El software “chivato” del coche eléctrico

Según el CSRI, los fabricantes chinos dominan el mercado de los CIMS, los dispositivos del internet de las cosas, que transmiten información a través de señales de radio hacia y desde fuentes externas. Es por ejemplo, lo que puede hacer una sencilla rumba mientras limpia nuestra casa.

Cuando un automóvil eléctrico recibe información sobre el tráfico en los semáforos inteligentes, busca datos sobre el punto de recarga más cercano o recibe una actualización de software, lo hace a través de estos CIM, detalla Fortune. El problema es que presentan una vulnerabilidad inherente en materia de ciberseguridad, ya que se puede acceder a ellos y manejarlos a distancia.

Las redes de recarga también son un riesgo

No solo el coche representa un riesgo sino también las redes de recarga. Según el informe, en teoría, estas “gasolineras” eléctricas podrían apagarse, dejando los coches paralizados y a los conductores tirados. En todo caso, los autores del documento reconocen que el riesgo de que Pekín siembre el caos en las carreteras occidentales es bajo. Y sin embargo, recomiendan a los gobiernos de Occidente que se preparen para lo peor.

Un coche eléctrico recarga su batería en un punto de carga en Oslo.
Un coche eléctrico en un punto de recarga.
Anna Bryukhanova

A modo de respuesta, el China Strategic Risks Institute propone, por supuesto, imponer altos aranceles a los vehículos eléctricos chinos, como han hecho EE UU, Canadá y la Unión Europea. En ese punto se dirigen al Reino Unido, país al que animan a hacer lo mismo. Pero plantean ir más allá de esas sanciones.

Defienden que cualquier fabricante chino de CIM sospechoso de tener vínculos con el complejo militar-industrial del Gobierno de Pekín debería tener prohibida su participación en licitaciones públicas en virtud de la Ley de Contratación Pública del Reino Unido. Además, recomiendan imponer prohibiciones automáticas a las empresas que no estén dispuestas a compartir su código fuente o a aportar pruebas sobre el almacenamiento de datos a nivel mundial.

Las exportaciones de coches chinos crecen un 30%

China ha aumentado espectacularmente el número de vehículos asequibles, especialmente eléctricos, que fabrica y vende en el extranjero. Sus exportaciones de automóviles crecieron más de un 30% sólo en el primer semestre de este año. Las alarmas han saltado en EE UU y en Europa.

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Los gobiernos de unos y otros han aprobado aranceles para dificultar y encarecer la venta de automóviles chinos en esas regiones. Pero los fabricantes chinos han respondido estableciendo bases de fabricación en Europa del Este, África y México.



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