Punta Cana (R.Dominicana).- En las costas de la República Dominicana hay 181 zonas arrecifales, pero el promedio de cobertura coralina viva se ha ido reduciendo por el efecto del cambio climático y la acción del hombre, y en lugares como el polo turístico de Punta Cana (este del país) no alcanzaba ni el 10 % en 2020.
Ante esta realidad, plasmada en un informe de la Fundación Propagas, la Fundación Ecológica Los Arrecifes de Bávaro está cultivando diversas variedades de la especie mediante viveros, con el objetivo de regenerar estas bioestructuras fundamentales para el ecosistema marino.
La organización nació por iniciativa del español Fernando Sánchez, que asistía a la degradación del hábitat marino de Bávaro, donde desarrolla negocios náuticos, y quiso frenar la alta mortalidad de los corales, la erosión de los pastos marinos y de la costa.
Decidido a devolver al mar lo que el mar le aporta, comenzó a trabajar con los corales en 2016 con un permiso verbal de Medio Ambiente de República Dominicana y en 2018 constituyó la fundación, que ahora cuenta con instalaciones a unos metros de la playa con un centro de interpretación, cuyo carácter didáctico se compagina con la actividad en el mar Caribe.
Regenerar y educar
«Nosotros no rompemos nunca corales, no los quitamos de su ambiente natural porque no tendría sentido. Cogemos lo que se denominan fragmentos de oportunidad», trozos desgajados del arrecife por el oleaje. «Los plantamos en nuestros viveros de coral. Allí los monitoreamos, los alimentamos, los cuidamos y vemos su crecimiento», explicó a EFE la bióloga Paloma Marín.
La degradación de los arrecifes es severa, hay muchos esqueletos de coral, enormes corales muertos, y desde la fundación ayudan a que esta degradación disminuya su velocidad y a regenerar la especie.
«Conseguir el 100 % de lo que había no creo que sea posible, pero, si todos ponemos nuestro granito de arena, al final se va a notar una gran mejora», opinó Marín.
También apuestan por la educación para que turistas y población local entiendan la importancia de los corales que, sin ellos, no habría peces ni playa.
Aunque el trabajo de campo en el mar «es la mejor oficina» para los biólogos, Noel González encuentra especialmente gratificante la labor educativa, «dejar una huella» en la población local, especialmente los niños. «Son superagradecidos», tanto cuando acuden al centro de interpretación como cuando ellos participan en jornadas de concienciación en escuelas.
Además, aprovechan la actividad náutica de recreo que desarrolla Sánchez para organizar tours educativos en los que se hacen plantaciones simbólicas a bordo para brindar a los turistas la experiencia de tocar y ver los corales.
La actividad turística en estas aguas es, precisamente, parte responsable de la degradación del ecosistema, unida a la voracidad pesquera.
«Las empresas prestadoras de servicios acuáticos se están beneficiando de nuestros recursos, pero no se quieren organizar, están haciendo un mal uso, un abuso de los recursos, y están dejando un impacto, una huella negativa», denunció Sánchez.
El inexorable calentamiento global
«Estos últimos años, con el tema del calentamiento global, nos hemos visto bastante afectados porque la temperatura en verano está subiendo de manera exponencial», afectando a los arrecifes, indicaron.
Cada coral está formado por colonias de distintos animales. La parte animal se llama pólipo, son como medusas invertidas -tienen tentáculos en el centro de la boca-, y viven en simbiosis con un alga unicelular denominada zooxantela, que produce el 90 % del alimento para los corales. A cambio, estos hacen de escudo para el alga, la protegen.
Con el incremento de la temperatura del agua, el alga no está a gusto dentro del coral y se va. El coral, desprovisto de alimento, muere.
La Fundación ha ido recabando apoyos y éxitos en su lucha por la conservación. Un acuerdo de colaboración con TUI Care Foundation «nos están dando un apoyo tanto logístico como económico sustancioso. Eso ha sido un catalizador para otra serie de acuerdos que están encima de la mesa» y ahora «también estamos sumando a la parte hotelera», dijeron.
En abril, Medio Ambiente declaró como área OMEC una extensión de 18 kilómetros cuadrados en esta zona, estableciendo un programa de manejo para proteger especies marinas y regular las actividades en el mar.
«Ya hemos reunido en una mesa de trabajo a los actores principales y vamos a establecer un nuevo sistema de gobernanza» en el área que también permitirá proteger a las tortugas marinas de ser atropelladas por embarcaciones que navegan a gran velocidad. EFE