Santo Domingo.– En el Día de las Madres, el cementerio Cristo Redentor fue escenario de emotivos reencuentros espirituales, donde decenas de personas acudieron a rendir homenaje a las mujeres que les dieron la vida y que hoy descansan en paz.

“Este día es difícil… uno recuerda a su madre y más si ya ha partido al cielo. Ella fue una gran guerrera, una madre amorosa. ¿Cómo no venir a cumplir con lo que dice la Biblia? No olvidemos a nuestros muertos”, expresó Josefina Ureña de Tejeda, quien acudió con flores y fe a visitar la tumba de su madre.
Para muchos, como el señor Lasosé, esta tradición va más allá de una fecha específica. “Yo vengo todos los fines de semana a visitar la tumba de mi papá y mi mamá. El que tenga a su madre viva que la cuide, y después que muera, que la siga buscando. Eso es lo único sagrado que uno tiene después de Dios”, afirmó con firmeza.
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Elvin Pérez, otro visitante, compartió que lleva 33 años asistiendo cada Día de las Madres al cementerio para honrar a las dos mujeres que lo formaron: su madre biológica y la que lo crió. “Queríamos que estuvieran vivas, pero ya descansan. Y aquí estamos, con el mismo amor de siempre”.
En medio de las lápidas adornadas con flores y oraciones, se honra el profundo vínculo entre madre e hijo, uno que ni el tiempo ni la muerte logran borrar.


