Veteranos del Ejercito de los Estados Unidos se sienten traicionados por la administración del presidente Donald Trump, no solo por pretender recortar miles de empleos del Departamento de Asuntos de Veteranos y recortar drásticamente el empleo que brinda atención médica a millones de ellos, sino también por la presunta ilegalidad de militarizar la ciudad de Los Ángeles, federalizar a la Guardia Nacional y enviar a Infantes de Marina para sofocar protestas civiles.
“Sí. Muchos veteranos lo dicen [sentirse traicionados]. Por eso organizamos la protesta Unite 4 Veterans en Washington D. C. el 6 de junio, donde participaron más de 10,000 personas en una calurosa tarde de viernes”, comentó Joe Plenzler, veterano de combate del Cuerpo de Marines y miembro de la Junta Directiva de la Coalición Unidos por los Veteranos (Unite for Veterans Coalition), sobre los recortes y despidos en la atención médica del Departamento de Asuntos de Veteranos.
Plenzler afirmó que: “Es imposible que el secretario Doug Collins pueda recortar a más de 80.000 personas del Departamento de Asuntos de Veteranos sin afectar negativamente las prestaciones y la atención médica”.
Con relación a la celebración del 4 de julio, día de la Independencia, dijo que “este es nuestro país y debemos preservarlo. La libertad siempre está a solo una generación de extinguirse. Celebramos esto luchando por ella y por nuestras libertades”.

El Departamento de Asuntos de Veteranos (VA) planea recortar 83,000 empleos, lo que reduciría el empleo en más de un 17% en la agencia federal que brinda atención médica a millones de veteranos.
El VA gestiona y proporciona directamente servicios integrales a los veteranos. Estos servicios incluyen atención médica, opciones de vivienda a corto y largo plazo, seguros de vida, pensiones, becas educativas y asistencia en prisiones y tribunales.
El VA también participa en investigaciones pioneras en salud pública. Una cuarta parte de los 482,000 empleados del VA son veteranos.
Despedida y “traicionada”
Mónica Razo-Sheperd, quien estuvo en la década en el que el ejército estadounidense realizó la Operación Tormenta del Desierto (tres años en el servicio activo y tres como reserva), en abril pasado fue despedida como empleada federal del VA. Ella no fue a la guerra.
“Me faltaban cinco años para retirarme y ahora estoy desempleada”, dijo Mónica, quien ahora vive en Maryland. “Fue inesperado y sorpresivo; pensaba que despedirían a quienes apenas tienen uno o dos años, pero nunca imaginé que me tocaría a mí”.
“Me siento traicionada. Entristecida. Decepcionada”, dijo. “No tengo palabras para explicar tanto coraje y frustración. Todos tenemos familia, defendimos a nuestro país y no nos apreciaron”.
Razo-Sheperd también criticó el envío de soldados y marinos a Los Ángeles, para aplacar las protestas civiles en contra de las redadas de inmigración.
“Nosotros firmamos un contrato para defender al país cuando hay guerra, no para atacar a nuestra propia gente”, dijo. “Por eso, ni siquiera me acordé del 4 de julio. No tengo nada que celebrar”.
El Departamento de Asuntos de Veteranos (VA) también participa en investigaciones pioneras en salud pública. Una cuarta parte de sus 482,000 empleados son veteranos.
Inmigración y las Fuerzas Armadas
Joe Plenzler y otros veteranos representantes de organizaciones de familias militares analizaron la creciente conexión entre la inmigración y las fuerzas armadas.
Ellos reflexionaron sobre la expansión de la misión de las Fuerzas Armadas y las prioridades erróneas que se reflejan en el reciente despliegue de la Guardia Nacional y la Infantería de Marina de los Estados Unidos a Los Ángeles.
También analizaron por qué las recientes detenciones y despliegues que afectan a las familias militares generan preocupación.
Brandi Jones, directora de organización de Secure Families Initiative, expresó: «Como descendiente de un veterano afroamericano de la Guerra de Independencia de Estados Unidos, este 4 de julio reflexiono sobre la promesa y la responsabilidad de la libertad”.
La preparación de las familias militares implica la preparación para la fuerza., añadió.
“En Secure Families Initiative, escuchamos a familias en servicio activo: no se puede mantener la fuerza si las familias están al límite de sus recursos o si se utilizan tropas contra civiles”, indicó.
“Eso quebranta la confianza y el juramento a la Constitución. El presidente Eisenhower nos advirtió: «Un pueblo que valora sus privilegios por encima de sus principios pronto los pierde». Este Día de la Independencia, recordemos que el patriotismo significa responsabilidad y que la libertad debe protegerse no solo con fuerza, sino con integridad».
La mitad eran latinos
Joe Plenzler, veterano de combate del Cuerpo de Marines y miembro de la Junta de la Coalición Unite for Veterans, dijo que la misión del escuadrón de fusileros del Cuerpo de Marines es localizar, acercarse y destruir al enemigo mediante fuego y maniobras, no participar en actividades policiales.
“El despliegue del 2.º Batallón del 7.º Cuerpo de Marines en Los Ángeles es peligroso y un grave abuso de un gran batallón”.
Plenzer destacó que, cuando dirigió el 1er. Pelotón de la Compañía Echo, 2do, Batallón del 7mo. Cuerpo de Marines, aproximadamente la mitad de sus marines provenían de familias hispanohablantes.
“Imaginen cómo debe ser para ellos hoy recibir órdenes de realizar una labor policial para la que no están capacitados y apoyar los arrestos de personas que se parecen mucho a las que verían en sus propias reuniones familiares”.
Por su parte, Dan Maurer, Profesor Asociado de Derecho y teniente coronel (retirado) del Cuerpo de Guardias de Infantería del Ejército de los Estados Unidos manifestó: «Serví en combate y enseñé derecho constitucional en West Point”.
“Las reglas de combate que aprenden los marines para zonas de guerra como Irak y Afganistán son muy diferentes de los derechos constitucionales que deben respetar cuando se despliegan en nuestras calles y trabajan con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE)”, afirmó.
Asimismo, criticó “el intento” del presidente Donald Trump de militarizar de nuevo a Estados Unidos, [lo cual] pone a nuestros marines en una situación peligrosa y contradice los principios fundacionales de nuestra nación”.
Hizo énfasis en que los fundadores del país “no consideraron las protestas civiles como rebelión y nunca quisieron que nuestras fuerzas armadas patrullaran nuestras calles. De hecho, fue el uso del ejército por parte de la monarquía británica para reprimir la disidencia lo que desencadenó la Revolución Americana y la razón por la que nuestros fundadores temían un ejército permanente”.
Mientras tanto, Chris Purdy, fundador y director ejecutivo de The Chamberlain Network, afirmó que “en una democracia, el ejército defiende a la nación, no vigila a su pueblo. Estas misiones innecesarias de aplicación de la ley dañan la moral, minan la preparación y difuminan la línea entre el servicio militar y el poder político”.
El poder del silencio en una protesta
Fernando Suarez del Solar, padre del Cabo de la Marina de Estados Unidos, Jesús Suarez del Solar, quien murió en la Guerra de Irak, el 27 de marzo de 2003, cuando piso una mina terrestre, dice que, si su hijo viviera no tendría motivos para celebrar el 4 de julio. Dia de la Independencia de Estados Unidos.
“¡Qué bueno que no estoy en Estados Unidos!”, declaró Suárez del Solar, de 59 años, ahora residente con su esposa en Medellín, Colombia. “Con el gobierno que está [Donald Trump] este hombre ya me hubiera quitado la nacionalidad americana y me hubieran deportado porque yo estaría al frente de las manifestaciones cuando decidieron llevar la Guardia Nacional, al ejército y los marinos a Los Ángeles”.
Para el creador del sitio Guerreo Azteca por la Paz, dijo que, si su hijo viviera, hubiera sido el primero en decretarse objetor de conciencia.
“Jesús siempre estuvo orgulloso de su herencia mexicana, de su herencia Azteca, y creo que él no podría haber ido a Los Ángeles para combatir a su raza. Él no hubiera acatado órdenes”, añadió. “Y no lo haría porque él sabía lo que era ser migrante en Estados Unidos con y sin papeles, ya que tenía familia sin papeles”.
Jesús Suárez del Solar no murió en combate. Pisó una mina terrestre, en el desierto de Dwyunia, al sur de Bagdad.
Como padre de Jesús, don Fernando Suarez del Solar subrayó que para miles de soldados latinos “no hubo nada que celebrar el 4 de julio”.
Dijo que le impacto el video donde agentes de ICE golpearon de forma brutal, el 21 de junio, al jardinero mexicano sin documentos legales, Narciso Barranco, padre de tres hijos en las filas de los Marines.
“Hablaba con un amigo, veterano de Vietnam respecto a las redadas de inmigración, la llamada de la Guardia Nacional, de soldados del ejército y de los Marines y me dijo que lo que estamos viendo es un deshonor para el ejército y una humillación para los Marines, que han sido baluarte de la defensa de la democracia”.
“Si mi hijo estuviera vivo, no hubiera celebrado el 4 de julio; se hubiera unido a una manifestación pacífica y se sentaría en silencio, porque creo que es más poderoso el silencio de la multitud que el grito insultante al gobierno durante una marcha”.


