El Congreso de Estados Unidos regresa este martes con menos de un mes para cumplir una de sus funciones principales: mantener financiadas las agencias federales y evitar un cierre parcial del gobierno, una tarea que ha enfrentado crecientes dificultades en los últimos años debido a la polarización política.
Las divisiones partidistas se han intensificado durante la administración del presidente Donald Trump, generando tensiones con los legisladores demócratas. Las negociaciones para asignar aproximadamente 1,8 billones de dólares en gastos discrecionales del presupuesto federal total de 7 billones enfrentan obstáculos adicionales por disputas sobre la liberación de información relacionada con Jeffrey Epstein, ex asociado de Trump convicto por delitos sexuales, y el despliegue de fuerzas federales en la capital.

Desde 1981 se han registrado 14 cierres parciales del gobierno, la mayoría de corta duración (1-2 días). El más prolongado ocurrió entre diciembre de 2018 y enero de 2019, extendiéndose por 34 días durante el primer mandato de Trump.
Los republicanos mantienen una mayoría ajustada de 219-212 en la Cámara de Representantes y 53-47 en el Senado, donde las reglas requieren 60 votos para aprobar la mayoría de legislación, necesitando así el apoyo de al menos siete demócratas para cualquier proyecto de financiamiento.
Previamente, tras la aprobación republicana del recorte de 9.000 millones en ayuda exterior solicitado por Trump, el líder de la minoría demócrata Chuck Schumer advirtió en julio que su partido no actuaría “como de costumbre” en el proceso presupuestario, argumentando que los republicanos recortaron fondos ya autorizados por el Congreso.
La estrategia demócrata permanece en desarrollo, aunque sus líderes han solicitado una reunión con sus contrapartes republicanas para discutir el plazo. Algunos demócratas buscan garantías de que no habrá recortes unilaterales adicionales por parte de la administración.
Schumer acusó a Trump de “librar una guerra contra la autoridad del Artículo I del Congreso y el equilibrio constitucional de poder”, mientras que el líder de la mayoría republicana John Thune expresó su esperanza de que “el proceso continúe de manera bipartidista”.
Algunos demócratas como la senadora Elizabeth Warren consideran que la fecha límite debe usarse como palanca negociadora, señalando que “los republicanos necesitarán algunos votos demócratas” para aprobar el presupuesto.
El contexto se complejiza por la deuda federal de 37,25 billones de dólares reportada por el Departamento del Tesoro, que continúa creciendo bajo administraciones de ambos partidos mientras el Congreso autoriza gastos superiores a los ingresos.
**REDACCIÓN FV MEDIOS**


