uno en busca y captura, otro huido a Irán… y el misterioso Ali Rida

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El ejército de Israel confirmó este martes la muerte de otra figura clave de Hezbolá, Hashim Sadi al Din, el que era considerado nuevo líder de la milicia chií tras la muerte del clérigo Hassan Nasrallah a finales de septiembre. Al Din fue “eliminado” hace tres semanas por las Fuerzas de Defensa de Israel durante un ataque contra el cuartel general de Inteligencia de Hezbolá, en el barrio del Dahieh de Beirut.

Junto a Safi al-Din también murió otra figura de peso dentro del partido-milicia chií, Alí Hussein Hazima, comandante del Cuartel General de Inteligencia. De esta manera, los analistas conocedores de Hezbolá consideran que sólo tres altos responsables quedan vivos. Son Talal Hamiyah, Abu Ali Rida y Naim Qassem.

Talal Hamiyah

También conocido como Ismat Mezarani, nació en Brital, en la provincia de Baalbek-Hermel, cerca del valle del Bekka. Talal Hamiyah es el jefe de la Organización de Seguridad Exterior (ESO) la sección del partido-milicia responsable de la planificación, coordinación y ejecución de atentados terroristas fuera del Líbano.

Hamiyah ha sido alto mando militar de Hezbolá desde su fundación a principios de la década de 1980. Fue durante años el lugarteniente de Imad Mughniyeh, también conocido por su nombre de guerra al-Hayy Radwan, que llegó a ser jefe del Estado Mayor de Hezbolá hasta su muerte en 2008.

En ese momnento, fue Hamiyah quien le sustituyó. Así, se incorporó al Consejo de la Yihad y asumió la dirección de las operaciones exteriores de Hezbolá. Su foto se hizo pública por primera vez en 2016.

Estados Unidos tiene señalado a Hamiyah como terrorista global de especial importancia desde 2012, por prestar apoyo a las actividades de Hezbolá, que considera terroristas. En 2017, lo añadió a su programa de recompensas.

Los atentados de la ESO se han dirigido principalmente contra israelíes y estadounidenses. A Hamiyah se le asocia con atentados como el de la AMIA, en Argentina, en 1994 (murieron 85 personas), y el de las Torres Khobar en 1996 (que mató a 19 soldados estadounidenses).

Abu Ali Rida

El frente militar de Hezbolá en el sur del Líbano está dividido en tres unidades según su radio de acción: Nasr (entre la Línea Azul y el río Litani); Aziz (sector oriental, incluidas las granjas de Shebaa, hasta el valle de Beqaa) y Badr (segunda línea de defensa, entre el río Litani y Sidón).

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Cada una estaba dirigida por un comandante, de los que Abu Ali Rida, responsable de la unidad Badr, es el único que sigue con vida. Los otros dos, Taleb Sami Abdullah (Nasr) y Muhammad Nasser (Aziz) murieron este verano en sendos ataques israelís. En septiembre, el partido-milicia desmintió a Israel que llegó a decir que había matado a Rida.

Sería el tercero en la línea de mando de Hezbolá. Pero no hay una sola foto que nos muestre el aspecto de Abu Ali Rida, lo que ha llevado a todo tipo de especulaciones sobre su identidad. Se ha llegado a decir que si ha sobrevivido es porque en realidad se trata de un agente del Mossad israelí.

Naim Qassem

Este clérigo chií de 71 años es el secretario general adjunto de Hezbolá. Qassem ejerce como número 2 de la organización y portavoz ante los medios. Al parecer, vive ahora en Teherán, tras abandonar Beirut el 5 de octubre pasado en el avión de Abbas Araghchi, ministro de Exteriores de Irán.

Nació en Kfar Fila en 1953. Estudió Teología y se licenció en Química por la Universidad Libanesa. Tras pasar por el sindicato de estudiantes musulmanes libaneses, Qassem fue el jefe de la asociación de educación religiosa islámica de 1974 a 1988. Entonces participó en la fundación de Hezbolá y en 1991, se convirtió en el vicesecretario general.

Acostumbra a lanzar proclamas antiisraelís en sus discursos. Es además autor de numerosos libros sobre política y religión, entre ellos Hezbolá: la historia desde dentro (2006), que narra la historia del movimiento y su ideología.

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Cuando en 2011 se presentó la octava edición del libro, Qassem hizo la siguiente declaración: “Nos han ofrecido miles de millones de dólares para reconstruir el sur de Líbano, que está desprovisto de todo, y a cambio entregar nuestras armas y detener la labor de la resistencia. Pero les hemos dicho que no necesitamos [su dinero] y que la resistencia continuará independientemente de las consecuencias”.



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