La República Dominicana es, sin duda alguna, una nación pujante, de hombres y mujeres muy empeñados en el avance, en el progreso, en el desarrollo de su tierra. Si miramos hacia atrás, sobre todo hacia 1960, y luego observamos el presente, es indudable que ha habido un gran crecimiento a todos los niveles. Pero todos estos logros, expresados en elocuentes cifras, no han podido establecer el reino de la equidad social, política y económica. Esta es la realidad de hoy, está a ojos vistas, y nuestros gobernantes la registra a diario.
Recientemente, el presidente Luis Abinader y parte de su equipo de trabajo más cercano, se reunieron en Nagua con más de un centenar de presentantes de juntas de vecinos y otros sectores de la sociedad civil. La crónica oficial dice que el propósito era “escuchar las necesidades de las distintas comunidades y brindarles el apoyo del Gobierno, llevando soluciones para el beneficio de todos”. Sin dudas, un fin loable y un ejercicio que acerca a los mandantes con representantes de importantes sectores sociales. Se podría afirmar que gobernar es también acercarse a la gente, escuchar, ver, comparar.
Las principales demandas de los presentes, resumidas por la crónica oficial en 10 temas, vuelven a describir a la sociedad dominicana como una de necesidades primarias. Veamos las peticiones:
1.-Caminos vecinales y otras soluciones viales.
2.-Intervención de sistemas pluviales y sanitarios.
3.-Construcción de acueductos.
4.-Mejora de recintos escolares.
5.-Mejora de clínicas.
6.-Cementerios.
7.-Viviendas.
8.-Nuevos canales de riego para los agricultores.
9.-Un nuevo muelle de pescadores y equipos.
10.-Construcción del mercado público de Nagua.
Salta a la vista que una sociedad de necesidades primarias puede equilibrarse con inversiones que no alcanzan cuantías imposibles, ni reclaman de muchas complejidades. Probablemente, es cuestión de tener una mirada más amplia y escuchar los reclamos y las peticiones esenciales de la gente. ¡Y salir de los grandes núcleos urbanos!