Anne, una decoradora de interiores francesa de 53 años, vivió en
carne propia una de las historias más desgarradoras y absurdas.
Engañada por un farsante que se hacía pasar por Brad
Pitt, perdió 830.000 euros y enfrentó un
daño emocional profundo. El Inicio de la Historia: Redes Sociales y
Falsas Ilusiones
Todo comenzó en febrero de 2023, durante unas vacaciones en
Tignes. Anne, quien ya enfrentaba problemas en su matrimonio con un
millonario, creó un perfil en Instagram. En poco
tiempo, fue contactada nada más y nada menos que por una cuenta que
decía ser Jane Etta Pitt, la supuesta madre del
actor. Esto la llevó a establecer contacto con un hombre que
afirmaba ser Brad Pitt.
Para Anne, este encuentro fue el inicio de una conexión
especial. A través de mensajes, fotos y videos, el supuesto Brad
Pitt construyó una imagen convincente. Imágenes generadas
por inteligencia artificial, documentos falsos, y charlas
cálidas fueron suficientes para que ella creyera en la autenticidad
de la relación.
Manipulación
emocional y promesas vacías
El estafador no solo era hábil, sino también tremendamente
persuasivo. Supo aprovechar un momento vulnerable de Anne, que
atravesaba problemas maritales y emocionales. Usó poemas, muestras
de afecto, y supuestas preocupaciones por su bienestar para ganarse
su confianza.
Lo más impactante fue su capacidad para evitar llamadas
directas. Aunque Anne intentó comunicarse por teléfono y video
varias veces, el impostor siempre tenía una excusa preparada.
Fabricaba videollamadas falsas y mensajes
manipuladores para mantener la ilusión. Esta estrategia mantuvo
viva una relación basada completamente en mentiras.
El precio del engaño
La situación escaló rápidamente. En tan solo ocho meses, el
supuesto Brad Pitt convenció a Anne de divorciarse de su esposo y
enviarle grandes sumas de dinero, alegando problemas legales y de
salud. En total, Anne transfirió 775.000 euros. El
impostor incluso llegó a proponerle matrimonio, intensificando aún
más el nivel de manipulación emocional.
Cuando Anne se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo, ya era
demasiado tarde. No solo había perdido su estabilidad financiera,
sino también su hogar y su tranquilidad. Las imágenes y videos que
el estafador compartió con ella resultaron ser completamente
falsos, alimentados por herramientas de inteligencia
artificial.
Las consecuencias
emocionales
El impacto emocional de esta estafa no se limitó al ámbito
financiero. Anne sufrió una profunda depresión,
llegando a intentar quitarse la vida en más de una ocasión.
Actualmente, está recibiendo apoyo psicológico especializado para
reconstruir su vida tras esta devastadora experiencia.
Aunque intentó bloquear al estafador en repetidas ocasiones, el
vínculo manipulado emocionalmente la mantenía atrapada. Una y otra
vez, accedía a enviar dinero, incapaz de romper el ciclo de abuso
psicológico que se había establecido.
Cómo protegerse
de las estafas románticas
Esta historia es un triste recordatorio de lo fácil que es caer
en una estafa romántica, incluso para personas
inteligentes y exitosas como Anne. Los estafadores saben cómo
manipular los sentimientos y construir una narrativa convincente.
Sin embargo, hay medidas que todos podemos tomar para
protegernos:
- Desconfía de relaciones online demasiado
perfectas. Si alguien evita llamadas o encuentros
cara a cara, puede ser una señal de alerta. - Nunca transfieras dinero. Las solicitudes
de ayudas económicas siempre deben ser vistas con escepticismo,
especialmente si vienen de un «extraño» virtual. - Verifica la información. Si sospechas de
alguien, busca su identidad en internet o utiliza servicios que
puedan confirmar documentos compartidos. - Protege tus cuentas sociales. Los
perfiles en redes deben configurarse con altos niveles de
privacidad para evitar contacto no deseado.
La historia de Anne es una dolorosa lección sobre cómo los
estafadores pueden usar algo tan puro como el amor para sus propios
fines. Aunque el caso ha tenido consecuencias devastadoras, también
sirve como una advertencia sobre los peligros de la
credulidad en línea y el poder de la manipulación
emocional.
Por desgracia, Anne no es la primera ni la última persona en ser
víctima de este tipo de engaño. Lo importante es aprender de estas
experiencias, estar siempre alerta y recordar que el amor verdadero
no debería venir con un precio tan alto… especialmente uno de
830.000 euros.
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