Como joven dominicana comprometida con el presente y futuro del país, no puedo quedarme en silencio. Hablo con la voz de la indignación, pero firme en la convicción de que la juventud no puede mirar hacia otro lado mientras se juega con la vida del pueblo.
El escándalo del desfalco en SENASA no es solo una noticia más: es una herida abierta en el corazón de millones de dominicanos. ¿Cuántas personas murieron porque no se les aprobó una cirugía a tiempo? ¿Cuántos adultos mayores, niños o pacientes crónicos quedaron sin medicamentos? ¿Cuántas familias vieron a sus seres queridos partir sin entender por qué?

Señor presidente Luis Abinader, ¿usted se ha detenido a pensar en eso? ¿Este es el cambio que prometieron? ¿Un sistema de salud donde el dinero se pierde, pero las vidas también?
Como joven, no me representa el silencio, me representa la verdad. Y la verdad es que con SENASA se metieron donde más duele: con la salud del pueblo. El desfalco de millones no se puede traducir solo en cifras frías: se traduce en muertes, sufrimiento y desesperanza.
Esto no tiene nada que ver con política. Tiene que ver con humanidad, con responsabilidad, con respeto a la dignidad de los dominicanos. Y cuando los jóvenes nos indignamos, lo hacemos con razones, con fuerza y con el corazón.
No aceptamos excusas.
No aceptamos cinismo.
No aceptamos que se juegue con la salud pública como si fuera un botín.
Desde la juventud alzamos la voz porque creemos en un país justo, honesto y solidario. Y eso no se logra tapando escándalos, se logra enfrentándolos con valentía y transparencia.
La juventud dominicana está despierta. Y si a los adultos les falla la memoria, aquí estamos nosotros para recordárselo: La vida del pueblo no se negocia.
Justicia para los que ya no están.
Compromiso real con los que aún resisten.
Y acciones firmes para que este crimen contra la salud pública no quede impune.
Porque una juventud consciente es una nación con futuro.
**REDACCIÓN FV MEDIOS**


