Se acerca el 20 de enero de 2025, un día que muchas comunidades migrantes temen. Este día no es simplemente otra toma de posesión presidencial, es el comienzo de una promesa de campaña. Una promesa de Trump de “lanzar el programa de deportación más grande en la historia de Estados Unidos.” Desde iniciar grandes redadas en los lugares de trabajo a utilizar al ejército para llevar a cabo un esfuerzo de deportación sin precedentes, estas amenazas vienen con planes reales, mecanismos legales y administradores gubernamentales experimentados para ponerlos en práctica.
Los inmigrantes indocumentados, así como aquellos en hogares de estatus mixto, refugiados recién llegados e individuos con estatus migratorio como TPS, DACA o que están en proceso de solicitar asilo, se están preparando para el 20 de enero haciendo concesiones increíblemente dolorosas. Estas familias están sacando a sus hijos de la escuela, renunciando a la atención médica y planificando la posible separación de su familia. Si bien el peso de las políticas de Trump recaerá principalmente en las comunidades de inmigrantes y refugiados, las políticas de la próxima administración sin duda afectarán a todas las aulas, lugares de culto, equipos de ligas menores y lugares de trabajo.
Pero a medida que nos acercamos al Día de la Inauguración, debemos recordar que el 20 de enero de 2025 también es el Día de Martin Luther King Jr., un feriado federal que conmemora el cumpleaños de King Jr. y celebra al hombre que reunió a líderes sindicales y de derechos civiles en la Marcha de 1963. Washington por el Empleo y la Libertad. En este Día de Día de Martin Luther King Jr., activistas tienen la oportunidad de seguir impulsando el arco político, social y moral de este país una vez más, reclamando nuestro legado como organizadores laborales y resucitar la tradición estadounidense de huelgas y boicots nacionales, y eso debería comenzar con una paro general el 20 de enero.
Desde la fundación del Sindicato Internacional de Trabajadores de Ropa para Damas por inmigrantes judíos de Europa del Este en la década de 1900 hasta la creación Los Campesinos Unidos (o UFW por sus siglas ingles) por parte de Cesar Chavez y trabajadores agrícolas mexicanos y filipinos en la década de 1950, los inmigrantes han desempeñado un papel clave en la construcción de el movimiento sindical y la clase media de Estados Unidos. Las huelgas y boicots a gran escala nos trajeron la semana laboral de 40 horas, leyes de compensación laboral, y normas de seguridad y el salario mínimo. A través de huelgas, boicots y el trabajo de organizaciones de base, los organizadores inmigrantes y no inmigrantes han ayudado a fortalecer los derechos y libertades de todos los trabajadores estadounidenses. Si bien la Ley Taft-Hartley y varias de las llamadas leyes de “derecho al trabajo” restringen la capacidad de muchos sindicatos y trabajadores para hacer huelga, los organizadores no sindicales y los estadounidenses de todos los ámbitos de la vida pueden unirse y coordinar huelgas, boicots, y otras formas de perturbaciones económicas con objetivos políticos o sociales.
La administración entrante ha señalado a los inmigrantes como la fuente de todos los problemas de Estados Unidos y ha lanzado una campaña de difamación y odio que poco a poco está logrando poner a un vecino contra vecino. La verdad es que los inmigrantes son una parte indeleble de nuestro país y el núcleo de nuestra economía. Los inmigrantes (o cualquier persona nacida en el extranjero) representamos 48 millones de personas que viven en Estados Unidos, generamos 1,6 billones de dólares en actividad económica y contribuimos a nuestro ingresos fiscales por una suma de mas 579 mil millones de dólares al año (más que el PIB anual total de los Emiratos Árabes Unidos). Los trabajadores inmigrantes, incluidos los indocumentados, representan más del 18 por ciento, o 29,1 millones, de la fuerza laboral estadounidense.
La comunidad migrante cultiva nuestros alimentos, construye nuestros hogares y lugares de trabajo, cuida de nuestros seres queridos. También son una parte fundamental de los sectores de ciencia, tecnología e ingeniería (STEM) altamente calificados que guiarán nuestra economía hacia el futuro.
Los defensores de los inmigrantes, como yo, nos estamos preparando para el Día de la Inauguración difundiendo información sobre Conozca sus Derechos, capacitando a comunidades para saber cómo planear para una deportación, una redada en el lugar de trabajo, o un encuentro con ICE, preparándonos para litigios y desarrollando nuevas respuestas a los planes de la administración.
Estamos a la defensiva y avanzando con cautela y tranquilidad mientras aguardamos lo que creemos que se nos viene encima. Mientras trabajamos para preparar a nuestras comunidades para lo que está por venir, no olvidemos que como inmigrantes tenemos poder, contribuimos significativamente a este país y hemos desempeñado un papel fundamental en el desarrollo económico y social de Estados Unidos.
Este 20 de enero no necesitamos esperar ansiosamente a ver qué hace la Presidencia entrante. Podemos actuar de manera preventiva, en el espíritu del Dr. King, y organizar la resistencia de nuestras comunidades mediante demostraciones masivas de nuestro poder económico y político.
Honremos la tradición de la Marcha Nacional de 1963 de MLK en Washington por el Empleo y la Libertad, la Huelga de Uva de Delano de 1965 de César Chávez y el United Farm Workers, y el Día Sin Inmigrantes de 2006 y 2017, convocando a huelgas y boicots laborales nacionales regulares a partir del 20 de enero. Unámonos en solidaridad como inmigrantes, trabajadores y estadounidenses comunes y corrientes para retener nuestro trabajo, comprender nuestro poder adquisitivo y paralizar la economía estadounidense en nuestros términos, desde el primer día, y antes de que la maquinaria de deportación inflija un daño inmedible y de largo plazo a nuestros comunidades.
Como inmigrante, temo el 20 de enero. Sé que la próxima administración toma en serio sus amenazas y pintará a todas las comunidades de inmigrantes con el mismo pincel. También sé que la administración entrante a menudo se ha preocupado más por dos cosas: el mercado de valores y los malos titulares.
En la primera Administración de Trump, la política de “Tolerancia Cero” provocó la separación de más de 1.100 familias y más de 5.000 niños, muchos de los cuales aún no se han reunificado. La administración cambió el rumbo de la política “Tolerancia Cero” una vez que las imágenes de niños y padres llorando llenaron nuestras pantallas y avergonzaron al gobierno para que cambiara el rumbo. No podemos permitir la separación de miles de familias más. Es hora de asumir nuestro poder como contribuyentes a esta nación, recordándonos unos a otros (y al mundo) de nuestros valores y nuestro valor.
No vayas a trabajar el 20 de enero ni compres nada. Sal de tu lugar de trabajo, sal a la calle y exige políticas de inmigración justas y humanas a nivel local y federal. El mercado de valores lo puede aguantar. Las familias inmigrantes no pueden.
Rodrigo Camarena es un defensor de inmigrantes y organizador comunitario en Sunset Park.