REDACCIÓN.-El adviento es tiempo de espera para la gran celebración de la Navidad. El nacimiento de Jesús es el gran acontecimiento largamente esperado por el Pueblo de Israel que durante tantos años vivió anhelando el cumplimiento de la promesa que Dios le había hecho de que le enviaría un Salvador.
Nuestra cultura no está habituada a esperar y nos es difícil comprender que el Pueblo de Israel haya esperado siglos y siglos para el cumplimiento de esta promesa. La nuestra es la cultura de la prisa, de lo inmediato, de lo «express». Esperar implica acomodarse al tiempo de otro y es realmente difícil aceptar los tiempos de “otro” cuando no coinciden con los nuestros, incluso si son tiempos de Dios.
El Adviento nos invita a esperar el tiempo de Dios; la venida de Jesús.
La Navidad, una de las festividades más celebradas en el mundo, tiene su origen en el nacimiento del Niño Jesús, quien, según la tradición cristiana, vino al mundo para traer esperanza, paz y amor a la humanidad. El 25 de diciembre, millones de personas celebran su nacimiento, pero antes de esta fecha, los cristianos se preparan durante el tiempo de Adviento, un período de reflexión, espera y preparación espiritual que marca el inicio del Año Litúrgico en la Iglesia.
El Significado del Adviento
El Adviento, que comienza el cuarto domingo antes de la Navidad, simboliza la espera y la preparación para la llegada de Cristo. Durante este tiempo, los cristianos se centran en la esperanza y la paz que trae el nacimiento de Jesús. Es un momento para meditar sobre la importancia del Salvador y reflexionar sobre cómo cada persona puede recibir a Cristo en su vida.
Cada domingo durante el Adviento se enciende una vela en la corona de Adviento, un círculo de ramas verdes que representa la eternidad de Dios. La primera vela simboliza la esperanza, la segunda la fe, la tercera el gozo y la cuarta la paz. Cada vela representa un aspecto fundamental del mensaje cristiano que se celebra con el nacimiento de Jesús.
La Nochebuena y la Celebración del Nacimiento del Niño Jesús
La culminación del Adviento se vive en la Nochebuena, la víspera de Navidad, cuando los cristianos celebran el nacimiento de Jesús. En muchas culturas, se realiza una Misa de Gallo, una ceremonia solemne en la que se recuerda la llegada del Niño Jesús al mundo, rodeado de su madre María, su padre adoptivo José, y la adoración de los pastores y los Reyes Magos.
El Nacimiento del Niño Jesús no solo es una celebración religiosa, sino también un símbolo de esperanza para todos. La historia del pesebre, con el niño en su cuna, invita a reflexionar sobre la humildad, el amor incondicional y el sacrificio, valores que los cristianos celebran y tratan de imitar a lo largo del año.
El Espíritu de la Navidad
La Navidad no solo es un momento para celebrar el nacimiento de Jesús, sino también para compartir con los demás, especialmente con aquellos que más lo necesitan. Durante la temporada de Adviento y Navidad, muchas comunidades organizan actividades solidarias, como colectas de alimentos y ropa, y realizan actos de caridad que recuerdan el llamado a la generosidad y el amor al prójimo.
En resumen, el Adviento y el Nacimiento del Niño Jesús son momentos de profunda reflexión espiritual y de acción en la comunidad, un tiempo para recordar que la esperanza, la fe, el gozo y la paz son los regalos más preciosos que podemos compartir en esta temporada tan especial.