Testigo del tiempo / J.C. Malone
Los primeros 25 años del siglo XXI encuentran a la República Dominicana en una posición similar a la de hace poco más de un siglo. En 1924, hace exactamente 101 años, se retiraron las tropas de ocupación estadounidenses, aunque regresaron en 1925.
No se aprendió, no se avanzó, ni se consolidó la soberanía. Santo Domingo, la Ciudad Primada de América, 500 años después, exhibe torres, túneles y elevados con vehículos lujosos, mientras se habla de ‘crecimiento económico’. Sin embargo, el ciudadano común de la capital carece de agua potable, alcantarillados pluviales y sistemas sanitarios adecuados para canalizar lluvias y desechos biológicos. Hace 2.800 años los romanos construyeron sus cloacas; hace 2.300 años su acueducto. Los dominicanos, en cambio, están ‘bien desarrollados’ sin agua potable ni alcantarillados, pero ‘están progresando’.
Inmigrantes que llegaron en condiciones de pobreza acumularon fortunas que invirtieron en corporaciones como la aerolínea española Iberia, el gigante automotriz italiano Fiat y otras multinacionales. Políticos de todos los partidos llegaron al poder sin recursos y ahora exhiben más riqueza que los ‘ricos tradicionales’. La nación se organizó cívicamente para demandar un aumento en el presupuesto de educación básica, y lo logró. Doce años después, el tiempo suficiente para graduar a un bachiller, el país sigue en los últimos lugares educativos del mundo.
Los que ayer administraban la educación en la pobreza hoy son súper ricos, dejando a los estudiantes como súper ignorantes. La ruina económica que se cierne sobre Estados Unidos podría reducir lo robado a la nada, pues el dinero mal habido nunca perdura. La presencia de la blanda ocupación estadounidense se explica porque quienes debían defender y consolidar la soberanía —políticos y empresarios— estaban ocupados robando. Exactamente eso ocurrió antes de la ocupación de 1916. No se ha aprendido del pasado; se está condenado a repetirlo. En una crisis económica estadounidense, podrían confiscar depósitos; quienes depositaron dinero robado al pueblo dominicano en bancos norteamericanos quizá pierdan todo. Así, se les concederá a los estadounidenses 100 años de perdón, un siglo después.
REDACCIÓN FV MEDIOS