La pequeña localidad normanda de Thiberville (Francia), no ha jugado a la lotería y, sin embargo, le ha tocado el gordo. Este pueblo de unos 1.770 habitantes recibió una llamada telefónica que cambiaría su suerte: un hombre que nunca había estado allí les había dejado la mayor parte de su fortuna, estimada en 10 millones de euros, tras fallecer el pasado agosto.
El benefactor, de 91 años, se llamaba Roger Thiberville, igual que la localidad, y precisamente este apellido sería el único vínculo que compartía con este pueblito situado en la región de Alta Normandía, tal y como ha indicado su alcalde, Guy Paris, en una entrevista en la emisora de radio local France Bleu.
Según el regidor, Thiberville —el hombre— era descendiente de una familia de propietarios de viñedos y había vivido “humildemente en París”, donde poseía cuatro apartamentos en el distrito 15 de la ciudad. El único deseo que pidió antes de morir fue que sus cenizas se colocasen en un monumento en el cementerio de esta comuna francesa. “No exigió nada a cambio de su legado, pero al menos le debemos eso”, ha considerado el alcalde.
Paris reconoce que todavía no saben qué harán con esta importante suma de dinero que les ha llegado de la manera más inesperada y que supera cinco veces el presupuesto anual del municipio. “La cantidad supera la imaginación”, ha asegurado.
Por el momento, sí tienen claro que no van a gastarlo todo de inmediato. “Vamos a gestionar esta dote como siempre hemos hecho con nuestro presupuesto municipal: con prudencia y responsabilidad”, ha incidido Guy Paris.
Una de sus prioridades es pagar un préstamo bancario de más de 400.000 euros que pidieron para construir una nueva escuela de primaria. A partir de ahí, añade el alcalde, “tenemos proyectos: un jardín público con una zona de juegos, una cancha de petanca con paneles solares que servirán de sombra, la renovación de la escuela primaria, un campo de fútbol sintético…”, ha enumerado.