La investigación ha sido liderada por el Instituto de Biología Evolutiva (IBE) -un centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Pompeu Fabra (UPF)- ambos en España- y la Rosenstiel School of Marine, Atmospheric, and Earth Science de la Universidad de Miami.
Los científicos, informó el IBE en una nota difundida hoy, han empleado un método innovador para reconstruir parte del genoma del parásito a partir de datos genómicos obtenidos de su huésped y poder detectar su presencia en otras especies de peces mediante un “código de barras” genético.
Los datos genómicos del estudio han permitido a los investigadores determinar que este parásito pertenece a un grupo de organismos no caracterizados previamente, y que han sido bautizados como “ictiocólidos” – del latín “habitante de los peces”-.
“Aunque se había identificado anteriormente mediante microscopía, hasta ahora no habíamos podido separar la señal genómica del pez huésped y del parásito. Por primera vez, hemos podido identificarlos mediante su ADN, y situarlos dentro del conocido grupo de parásitos apicomplejos”, explicó Javier del Campo, investigador principal del IBE en el grupo de Ecología y Evolución Microbiana y en la Rosenstiel School en Miami.
Más allá de permitir la descripción de un grupo totalmente nuevo de “apicomplejos”, la reconstrucción del genoma ha permitido a los investigadores identificar una serie de genes que se pueden utilizar para detectar la presencia de este organismo en otras muestras genómicas o de microbioma, como si se tratara de un “código de barras”.
“Una vez que encontramos ictiocólidos en el blenio de labios rojos, un pez tropical, nos preguntamos si también formaría parte de la microbiota de otros peces”, señaló Anthony Bonacolta, investigador de la Rosenstiel School en la Universidad de Miami y primer autor del estudio.
El equipo comparó el ADN de estos “apicomplejos” con las bases de datos públicas de los microbiomas de centenares de especies de peces de aguas dulces y marinas, y los resultados han revelado que estos parásitos aparecen asociados a la mayoría de especies de peces marinos analizados y que están presentes en todos los océanos.
Se trataría por lo tanto de uno de los parásitos más extendidos entre los peces marinos, con potenciales implicaciones para la pesca comercial y en las redes alimentarias oceánicas.