Los cuatro presidentes que hemos tenido desde el 1996 hasta la fecha han puesto en manos de la divinidad el tema haitiano. Cada uno de sus gobiernos nos han llenado de palabrerías sin respaldo de acciones concretas. Leonel abrió la frontera por razones humanitarias. Los empleadores sin regulación han usado más extranjeros de lo que las leyes nacionales permiten. Crece la presión internacional para evitar las deportaciones porque quieren que más haitianos entren al país. Luis no puede seguir esperando un milagro, ha terminado un gobierno sin hacer nada concreto que nos encamine a un objetivo de sobrevivencia al colapso haitiano y a la imposición internacional de que la solución está aquí.