Ted había muerto ahogado en un estanque. Esa es la noticia que recibió la familia Knight cuando se encontraban de vacaciones en Turquía: su gato había fallecido. Sus vecinos en Newby, North Yorkshire (Inglaterra) fueron los que alertaron a los Khight de que habían dado con el cuerpo de Ted a través de un vídeo.
Los Knight, desde el extranjero, decidieron organizar rápidamente la cremación de su mascota para no cargar a sus vecinos con tal responsabilidad, por lo que cuando volvieron de su viaje el animal ya había sido enterrado.
Según la BBC, cuatro días después, el gato entraba por la gatera de la casa familiar ante la sorpresa del cuidador contratado por los Knight, que tiene otra mascota. “No me lo creía, le hice que me llamara por FaceTime en directo para poder ver que Ted estaba vivo”, ha asegurado la señora Knight.
La familia había incinerado al gato que no era. En palabras de Vicki Crallan, directora del Crematorio Heavenly Pets, la inusual situación era muy “agridulce”, ya que le preocupaba que hubiera otra familia esperando a que su mascota regresara.
“Tuve que darles la noticia a mi esposo y a nuestros cuatro hijos y todos quedamos absolutamente devastados porque Ted es un miembro querido de la familia”, señala la señora Knight al mencionado diario. “Pagué 130 libras para incinerar el gato de otra persona“, agrega.
La familia, aún sin creerse que Ted siga vivo, no ha podido dar con el dueño de la mascota que murió y cree que “se trata de un gato callejero, posiblemente de una granja”, aunque se muestran “tranquilos” al saber que han dado “una buena despedida al animal”.
