Un nuevo ataque israelí sobre un campamento de refugiados ha desatado el caos en el sur de Gaza. En total 40 personas han muerto a causa de los bombardeos y otras 60 han resultado heridas en uno de los mayores ataques de los últimos meses en las clasificadas como ‘zonas humanitarias’. Las autoridades gazatíes, en manos de Hamás, han asegurado que hay familias enteras enterradas en los agujeros que han dejado los impactos y que carecen de equipos para excavarlos y recuperar los cuerpos rápidamente.
El Ejército de Israel ha justificado el ataque bajo la premisa de que en el lugar se encontraban miembros del grupo islamista, algo que ha negado Hamás en un comunicado. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han lanzado un escrito en su web que recogen que entre los muertos del ataque están altos cargos de Hamás como Samer Ismail Jader abú Daqa, jefe de la ‘fuerza aérea’ del grupo; Osama Tabash, jefe de vigilancia en los servicios de Inteligencia; y Aiman Mabú, otro alto cargo.
“Durante la noche, las Fuerzas de Defensa de Israel han llevado a cabo una ataque a partir de información de Inteligencia contra varios destacados terroristas de Hamás que operaban desde un complejo de mando y control oculto en el área humanitaria de Jan Yunis”, recoge el comunicado. Además, el documento afirma que los muertos “estuvieron directamente implicados en la masacre del 7 de octubre y trabajaron para llevar a cabo actos terroristas contra las FDI y el Estado de Israel durante el último periodo”.
Sobre el resto de fallecidos en el ataque, las FDI han defendido que antes de lanzar el ataque tomaron medidas para “verificar” la presencia de los sospechosos en la zona y han argumentado que “las cifras publicadas por el Ministerio de Información de la organización terrorista Hamás, pillado mintiendo en muchas ocasiones, no coinciden con la información en manos del Ejército, las armas usadas y la precisión del bombardeo”.
“A pesar de las muchas medidas adoptadas por las FDI para permitir a los residentes de Gaza estar lejos de las zonas de combate, incluida la definición de una zona humanitaria, Hamás sigue ocultando a sus operativos e infraestructura militar en la zona humanitaria y usando a los civiles como escudos humanos de forma sistemática”, sentencia el comunicado. Lo cierto es que es la cuarta vez que se produce un ataque de estas características en una zona humanitaria. En julio una serie de bombardeos en Mawasi mató a a 90 personas. El objetivo en aquel caso fue acabar con Mohammed Deif, jefe del brazo armado de Hamás.
Las fuerzas armadas israelíes designaron ‘zona humanitaria’ una extensión que abarca territorios de Mawasi y Jan Yunis, además de otro en Deir al Balah, en el centro. Esto se produjo tras el masivo desplazamiento de buena parte de la población gazatí del norte del enclave, donde está la capital de la Franja, lugar por el que comenzó la ofensiva israelí. Las condiciones en estos lugares han sido denunciados continuamente por tener hacinamientos, escases de agua y electricidad. Todo ello hace que estas zonas sean complejas a la hora de querer hacer una operación aérea, ya que inevitablemente afectará a muchos civiles. Pese a ello, con el paso de los meses se ha ido reduciendo su perímetro alegando que los milicianos utilizan estas zonas para atacar a las tropas israelíes y esconderse.
Por el momento los organismos internacionales no ha desmentido el número de muertos y heridos y el propio jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, ha denunciado el ataque haciendo referencia a dicha cifra. “No puedo dejar de alzar mi voz contra este tipo de cosas. La guerra siempre tiene reglas y resulta difícil creer que esas reglas no se cumplan“, ha dicho Borrell en una rueda de prensa desde El Cairo, en referencia a al Derecho Humanitario que no permite atacar este tipo de lugares sin presentar previamente pruebas claras.
Poco después de conocerse el ataque el Gobierno palestino ha condenado la “atroz masacre” en una zona designada como “segura”. El Ministerio de Exteriores palestino ha afirmado en un comunicado que “el brutal ataque supone una escalada en la guerra genocida y el desplazamiento forzoso, como parte de una serie de continuas masacras perpetradas bajo la política oficial de Israel destinada a transformar Gaza en una tierra inhabitable”.
Desde que se produjo el inicio de la ofensiva israelí sobre Gaza hace 11 meses como respuesta a la masacre de Hamás que acabó con la vida de 1.200 personas y más de 200 secuestrados, se han registrado más de 41.000 palestinos muertos a causa de estos ataques. A estos se suman más de 690 en Cisjordania y Jerusalén Este en redadas de las fuerzas de seguridad y ataques por parte de colonos israelíes.
