Buenos Aires.- El gobierno argentino logró mostrar en marzo la tercera desaceleración de la inflación mensual al 11 %, según informó este viernes el Instituto Nacional de Estadística y Censos, a costa de una recesión a la que se sumará en los próximos meses la actualización de las tarifas de los servicios públicos.
En el tercer mes del año, el Gobierno de Javier Milei pudo mostrar una tasa mensual menor al 13,2 % de febrero último, del 20,6 % de enero y del pico de 25,5 % de diciembre de 2023, tras la devaluación que aplicó cuando asumió el 10 de diciembre pasado.
En términos anuales, el índice de precios al consumidor (IPC) en Argentina se situó en marzo en 287,9 % -y continúa como el más alto del mundo- y en el primer trimestre del año acumuló 51,6 %.
Desde que asumió Milei, el Banco Central (BCRA) aplica una política monetaria que retira moneda local del mercado, al haber finalizado con la emisión de pesos para financiar el déficit del Tesoro, que contribuyó generando superávit fiscal en el primer bimestre, y trata de recomponer reservas.
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«La fuerte desaceleración en la inflación es consecuencia del programa económico implementado desde el 11 de diciembre, cuyos pilares son el equilibrio fiscal y la recomposición del balance del BCRA», festejó el ministro de Economía, Luis Caputo, en sus redes sociales, donde destacó «la combinación de ancla fiscal, monetaria y cambiaria» y la desburocratización del comercio interior y la normalización del comercio exterior.
Los privados agregan que el BCRA mantiene la depreciación de la moneda local en un 2 % mensual, muy por debajo de la inflación, que implica un ancla antiinflacionaria porque en Argentina los saltos del tipo de cambio se pasan a precios.
Los precios también se desaceleran debido a un desplome de la demanda, en un contexto de caída en el consumo por la reducción real de los ingresos -sueldos y jubilaciones-, pocas inversiones y un fuerte ajuste del gasto público.
Pero todavía los bolsillos flacos de los argentinos sufren la subida de precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas en un 10,5 % mensual en marzo y el 308,3 % interanual.
En marzo, además, destacaron las subidas mensuales de los precios de educación (52,7 %), por las cuotas en los distintos niveles educativos al inicio del ciclo lectivo; comunicación (15,9 %), por los servicios de telefonía e internet; y los gastos de vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (13,3 %), por alzas en el servicio de electricidad.
A sabiendas de la estacionalidad de algunos sectores, como el de educación, el gobierno demoró incrementos de las tarifas de servicios públicos para no recalentar el índice de marzo, pero en los próximos meses enfrentará ese reacomodamiento de precios relativos.
El BCRA ya propuso observar la inflación núcleo en los próximos meses -que en marzo fue del 9,4 % mensual, por debajo del promedio general-, ya que excluye la suba de los regulados (18,1 %), como los servicios públicos, y estacionales (11,1 %).
El Gobierno de Milei también busca que los privados firmen sus contratos en función de la inflación futura y no la pasada para quebrar la llamada inercia inflacionaria, en vistas de que el BCRA observa una «pronunciada desaceleración de la inflación».
Los más recientes pronósticos privados que recaba mensualmente el BCRA apuntan a que la inflación será este año del 189,4 %, con una desaceleración de las tasas mensuales a un 6,2 % en septiembre próximo.
En ese sentido, el ministro de Economía advirtió de que el Estado no homologará convenios salariales que superen en uno o dos puntos la inflación mensual, y que los contratos se pacten por la inflación futura y no la pasada.
Se trata de un cambio de paradigma para los argentinos, acostumbrados a décadas de alta inflación.
Los precios al consumidor acumularon en 2023 una subida del 211,4 % en Argentina, la tasa más alta desde la hiperinflación de 1989-1990 y con una notable aceleración respecto al 94,8 % verificado en 2022, y se registró como la cifra de inflación más alta del mundo el año pasado.