Mao, Valverde, Rep. Dom. – El comunicador Marcelino Cabrera Cruz, de 58 años, es nuevamente requerido por las autoridades policiales, tras ser señalado por una nueva situación en la que presuntamente le entró de mala manera a una mujer. El hecho habría ocurrido en el sector La Guarira, una de las zonas más pobladas de esta ciudad.

De acuerdo con información proporcionada por fuentes preliminares, actualmente existen dos querellas formales en contra de Cabrera Cruz por situaciones similares. Una de las denuncias fue presentada la semana pasada y la más reciente fue interpuesta la mañana de este martes.

Cabe destacar que el pasado 3 de mayo de 2025, el comunicador ya había sido arrestado por una patrulla de la Policía Nacional. La detención se llevó a cabo mediante una orden emitida por las autoridades competentes, debido a señalamientos por supuestos maltratos físicos y verbales contra una mujer. En esa ocasión, Cabrera Cruz fue llevado a la cárcel preventiva de la 11va compañía de la Policía Nacional, ubicada en Mao, donde permaneció varios días bajo custodia.

Posteriormente, fue presentado ante un juez en el palacio de justicia correspondiente a la jurisdicción de Valverde. En esa audiencia, el magistrado encargado del caso decidió imponerle presentación periódica como medida cautelar, a pesar de que el Ministerio Público había entregado al tribunal pruebas que, según afirmaron, eran suficientes. Entre los elementos presentados se incluían un certificado médico y grabaciones obtenidas de cámaras de seguridad que, presuntamente, respaldaban los hechos denunciados.

Este nuevo desarrollo mantiene la atención sobre el caso, especialmente por tratarse de una figura pública vinculada a los medios de comunicación locales. Las autoridades continúan el proceso de localización de Cabrera Cruz, mientras los querellantes esperan que las instancias judiciales avancen con las investigaciones y las medidas que correspondan, según la evolución de los hechos.

Redacción.- El exdiplomático haitiano Edwin Paraison advirtió que la reciente decisión de Estados Unidos de suspender temporalmente la emisión de visados a ciudadanos haitianos no solo podría empujar a muchos hacia rutas migratorias peligrosas, sino que constituye una forma de castigo colectivo.

“Cerrar los canales legales no detiene la migración, la hace más peligrosa (…) Castigar colectivamente a su población migrante no resuelve los problemas, los agrava”, expresó. Paraison llamó a Washington a asumir un enfoque más humano y coherente con los valores democráticos y de derechos humanos que promueve internacionalmente.

Asimismo, el también director ejecutivo de la Fundación Zile calificó la medida como un retroceso que agrava la crisis humanitaria que vive su país.

Para el también activista, esta decisión implica no solo la interrupción de procesos legales, sino una amenaza directa a la integridad de personas vulnerables.

“Hay familias que quedan separadas, parejas que no podrán reencontrarse, y personas en situaciones de riesgo que ya no podrán acceder a vías seguras de protección”, señaló.

El exdiplomático indicó que esta política podría empujar a muchos haitianos hacia rutas migratorias irregulares, exponiéndolos a redes de tráfico humano, extorsiones, abusos y deportaciones arbitrarias. “Cerrar los canales legales no resuelve la migración, solo la hace más peligrosa”, dijo.

Paraison también criticó el enfoque unilateral de la medida, al considerarla contraria a los tratados internacionales de protección de refugiados y derechos humanos.

“Negar la entrada por nacionalidad, sin evaluar caso por caso, es discriminación colectiva y contradice los compromisos internacionales de Estados Unidos”, advirtió.

Además, hizo un llamado a la comunidad internacional para que asuma una postura más solidaria y coordinada frente a la crisis haitiana. “Esto no es solo responsabilidad de Estados Unidos. La región y los organismos multilaterales deben responder con acciones concretas, no con discursos vacíos”, afirmó.

Finalmente, Edwin Paraison pidió a la administración estadounidense revisar su política migratoria hacia Haití desde una perspectiva más humana y coherente con los valores que proclama.

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