El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contrató a un nuevo arquitecto para dirigir la construcción de un amplio salón de baile en la Casa Blanca, luego de discrepancias con el profesional anterior sobre las dimensiones del proyecto, informaron este jueves voceros del gobierno.

La obra recaerá en el estudio del arquitecto Shalom Baranes, quien cuenta con décadas de experiencia en el diseño y renovación de edificios gubernamentales en Washington. Baranes sustituirá a la firma de James McCrery, que encabezó la primera fase, según reportaron CBS News y The Washington Post.
Fuentes consultadas explicaron que Trump y McCrery habían tenido diferencias debido al interés del presidente en ampliar el tamaño del salón de baile. Sin embargo, el motivo decisivo para la salida de McCrery fue la incapacidad de su firma para cumplir con los plazos establecidos tras tres meses de trabajo.
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El portavoz de la Casa Blanca, Davis Ingle, destacó que Baranes “ha dado forma a la identidad arquitectónica de la capital de nuestra nación durante décadas”, y calificó su incorporación como fundamental para alcanzar la visión presidencial.
Trayectoria del nuevo arquitecto y ampliación del salón
Baranes es reconocido por su participación en proyectos federales en Washington DC, incluida la modernización del edificio del Departamento del Tesoro y la restauración del Pentágono tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Su selección se concretó luego de que Trump exigiera ampliar el tamaño del salón, que ahora —según los planos más recientes— sería hasta cuatro veces mayor que el de su club Mar-a-Lago, utilizado como referencia para concebir el nuevo espacio.
El diseño inicial contemplaba una sala de 8.361 metros cuadrados (90.000 pies cuadrados) con capacidad para 650 personas sentadas. Las versiones actualizadas elevan el aforo a cerca de 1.000 invitados y sitúan el costo estimado en USD 300 millones, cifra superior a la previsión original de USD 200 millones.
La Casa Blanca afirmó que el financiamiento provendrá de donaciones privadas, incluidos aportes del propio presidente, por lo que no representaría un gasto para el erario público.


