Por Roberto C. Lluberes
Cada 27 de septiembre, el mundo celebra el Día Mundial del Turismo, una ocasión para reflexionar sobre el papel que esta actividad desempeña en la economía, la cultura y la sociedad. En este 2025, el lema propuesto por ONU Turismo es “Turismo y Transformación Sostenible”, un llamado a repensar la forma en que viajamos, consumimos y gestionamos los recursos.
En este contexto, la hotelería ocupa un lugar central. Los hoteles no solo ofrecen alojamiento, sino que también influyen directamente en los patrones de consumo de agua, energía, alimentos y transporte de millones de visitantes alrededor del mundo. De ahí que el sector hotelero se convierta en un actor estratégico para materializar la sostenibilidad en el turismo.
La transformación sostenible exige que los hoteles adopten prácticas responsables, tales como el uso eficiente de los recursos naturales, la reducción de plásticos de un solo uso, la gestión adecuada de desechos y la incorporación de energías renovables en sus operaciones. A la vez, implica promover un enfoque humano, respetando a las comunidades locales, preservando el patrimonio cultural y generando empleos dignos.
El turismo, como fenómeno global, no puede sostenerse sin una hotelería comprometida con el cambio. Ambos sectores, al trabajar de manera conjunta, pueden crear experiencias que no solo satisfagan al visitante, sino que también protejan el medio ambiente y fortalezcan el tejido social.
En definitiva, la transformación sostenible no es una opción, sino un reto compartido. Turismo y hotelería están llamados a caminar de la mano para construir un futuro donde viajar signifique descubrir, disfrutar y, al mismo tiempo, cuidar.
La hotelería debe ser el puente entre el disfrute del viajero y la protección del planeta, demostrando que la verdadera excelencia turística se mide no solo en calidad de servicio, sino en la capacidad de dejar un legado positivo a las generaciones futuras.