Ginebra.- Unas 19.000 personas mueren al año por estrés térmico ligado a jornadas de trabajo en condiciones de excesivo calor, recuerda este jueves la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que pide mayor protección a los trabajadores de todo el mundo contra un “asesino invisible” que aumenta a medida que lo hace el calentamiento global.
En coincidencia con una semana en la que se han batido en al menos dos ocasiones los récords de temperatura global desde que se tienen registros, la OIT publica un nuevo informe en el que advierte que regiones no acostumbradas al calor extremo como Europa “enfrentan mayores riesgos”.
“El problema está sobre todo en la adaptación a esta nueva realidad, que está aumentando más rápido en regiones como Europa que en los países cálidos”, indicó a EFE el experto de la OIT Balint Nafradi, uno de los autores del informe.
Países árabes y africanos, los más afectados
En abril, la OIT ya publicó un informe sobre la cuestión en el que desveló que un 71 % de los trabajadores del mundo están expuestos a estrés térmico, y en esta ocasión desglosa los datos por regiones: en África ese porcentaje se dispara al 92,9 %, mientras que es del 83,6 por ciento en los países árabes, según cifras de 2020.
En Asia y el Pacífico la tasa es del 74,7 %, mientras que en América es similar a la media mundial (71 %) y en Europa, donde el porcentaje es sensiblemente menor a los del resto de regiones (29 %) es al mismo tiempo donde el número de trabajadores expuestos ha aumentado más en los últimos 20 años, hasta un 17,3 %, cuando el promedio global fue del 8,8 %.
De los 22,8 millones de lesiones y enfermedades que cada año se producen en el contexto laboral en relación con el calor excesivo, 10,5 millones se concentran en el Asia-Pacífico, donde el número de afectados desde 2000 ha aumentado un 5,8 %, mientras que en África, con 7,5 millones, la subida ha sido del 7,2 %.
En Europa el número de afectados es menor, de 276.000 como media por año, y también es inferior el crecimiento de las últimas dos décadas (1,7 %), pero América sigue dejando grandes cifras de lesiones y enfermedades ligadas al calor (2,4 millones al año) y una subida en 20 años (del 6,7 %) mayor a la media global (6,1 %).
Peligroso tanto a corto como a largo plazo
La OIT define en su informe al estrés térmico como un “asesino invisible y silencioso” que puede causar rápidamente insolaciones, enfermedades e incluso muertes por golpes de calor a trabajadores, aunque a largo plazo también puede provocar problemas cardíacos, pulmonares y renales.
“Mientras el mundo sigue lidiando con el aumento de las temperaturas, debemos proteger a los trabajadores del estrés térmico durante todo el año, ya que el calor excesivo está creando desafíos sin precedentes para los trabajadores de todo el planeta, no solo durante los periodos de calor intenso”, subrayó la directora del departamento de gobernanza de la OIT Vera Paquete-Perdigao.
La organización con sede en Ginebra calcula que mejorar las medidas de seguridad y sanitarias para prevenir las lesiones derivadas del calor excesivo en el lugar de trabajo podría ahorrar hasta 361.000 millones de dólares en todo el mundo, ahora derivados de pérdidas ligadas a estos accidentes y a gastos médicos.
El desafío es especialmente urgente según la OIT para los países en desarrollo, donde se calcula que el calor excesivo en el trabajo produce unos costes equivalentes al 1,5 % de sus PIB nacionales.
El informe de la OIT se publica de forma sincronizada con un nuevo mensaje del secretario general de la ONU, António Guterres, quien ha renovado desde Nueva York su llamamiento a reforzar la lucha contra el cambio climático, después de que los días 21 y 22 de julio se batieran los récords históricos de temperatura media global.
No obstante, señaló Nafradi, el problema no solo debe tenerse en cuenta en momentos de olas de calor, puesto que el estudio ha puesto de manifiesto que “nueve de cada diez trabajadores expuestos a estrés térmico lo están durante los periodos de tiempo en los que no se anuncia oficialmente una de esas olas”.
“Centrarse únicamente en las olas de calor deja a muchos trabajadores vulnerables”, advirtió el coautor del estudio