La cantidad de rumores y noticias que aseguraban que Taylor Swift no asistiría al Super Bowl LVIII podría haber llegado a su fin luego que la cantante aterrizara en Los Ángeles este mismo sábado a menos de un día de celebrarse el partido trascendental por el título de la NFL.
Tras un cierre de sus cuatro conciertos en Japón como parte de su gira The Eras Tour, Taylor Swift pudo despejar las dudas que existían en sus fanáticos sobre si podría llegar a Estados Unidos y poder asistir al Super Bowl para ver a su pareja, el tight end de Kansas City Chiefs, Travis Kelce.
En un principio se había especulado que el tiempo de viaje hacía complicado que la vocalista llegara para la final, pero su plan de usar la diferencia horaria a su favor sirvió y terminó tan holgada que su avión aterrizó en California a pesar que el Super Bowl se celebrará en el Allegiant Stadium de Las Vegas.
La relación entre Swift y Kelce ha llevado la definición de la NFL a niveles nunca antes vistos, con la incógnita sobre si podría decir presente o no superando las búsquedas en Google a cualquier elemento relacionado con el compromiso.
Es tanto el furor que la relación de la artista con el atleta ha causado en redes sociales, que la embajada de Japón en EE.UU. emitió un comunicado la semana pasada calmando a los fanáticos, asegurándoles que Swift llegaría a tiempo al Super Bowl si salía de Tokio tras dar su concierto.
La fiebre del Super Bowl disparó el tráfico de vuelos privados en Las Vegas, lo que aumenta el impacto económico y ambiental de la gran final de la NFL.
Un estudio de la Cámara de Comercio de Estados Unidos estima en unos $500 millones de dólares el impacto económico del Super Bowl en Las Vegas, al que acudirán 150,000 visitantes extra este fin de semana para ver el partido.
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