Tatuajes desde el contexto de la psiquiatría y la identidad

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Los tatuajes son una coloración permanente de la piel, siendo una práctica que forma parte de la cultura desde el inicio de la historia de la humanidad, cumpliendo múltiples roles en diversas civilizaciones, desde ser un símbolo que marca la pertenencia a un grupo o comunidad, una jerarquía o rol social, creencias religiosas, hasta una expresión en si misma que mantiene un significado para quien lo lleva.

Los tatuajes son una forma de expresión, aunque también existen casos que fungen como una necesidad o una mejora estética, por ejemplo, puede ser en pacientes con cáncer de mama donde el proceso reconstructivo puede incluir el tatuado de la areola y pezón, o en pacientes con alopecia areata, donde se utiliza el tatuaje como forma de marcar sus cejas y pestañas dada la perdida de pelo corporal.

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La apreciación es de la doctora Jeanette Taveras, médico psiquiatra del Centro de Diagnóstico Medicina Avanzada y Telemedicina (Cedimat), quien informó que se han realizado varias investigaciones tratando de establecer si los tatuajes definen la personalidad del individuo. “Más al día de hoy no se podría establecer que un tipo especifico de tatuaje sea exclusivo de un tipo de personalidad. Si es de conocimiento que ciertas características de la personalidad pueden estar asociadas a los tatuajes, como son la apertura a nuevas experiencias, extraversión y la capacidad de autorregulación”.

Se ha descrito que los tatuajes se ven con más frecuencia en ciertos trastornos de personalidad, tomando en cuenta la cantidad y características del mismo, sobre todo aquellos que suelen ser obscenos, ofensivos o amenazantes, que de forma explícita evocan emociones intensas, sugiriendo necesidad de atención y desafío.

De acuerdo con la psiquiatra este fenómeno es una expresión de identidad, recordando que la identidad es el conjunto de rasgos propios de una persona.

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¿Arte o patología?

Los tatuajes en gran parte suelen ser una expresión no verbal, ya sea para manifestar creencias, preferencias, sentido de pertenencia, fortaleza o desafíos, belleza o una moda o tendencia. “Puede verse matizado en ambos renglones, tanto en un arte como también una característica que acompañe una alteración conductual, más no definiendo o formando parte de un criterio para establecer una patología el hecho de tener un tatuaje. La naturaleza del mismo radica en la connotación que el individuo le da a este gesto”.

Dolor o resiliencia

Dentro de los posibles motores que llevan a tomar la decisión de hacerse un tatuaje vemos con frecuencia que suele ser una forma de plasmar una historia de vida, siendo una manera de honrar, recordar o inclusive demostrar su fortaleza o capacidad de resiliencia. “Lo vemos muchas veces luego de perder un ser querido, superar una enfermedad o dar un cambio importante en su vida. La asociación del dolor con los tatuajes va desde el hecho fisiológico que lacerar la piel libera adrenalina y endorfinas, lo cual para algunas personas puede ser sinónimo de una sensación placentera”.

Y en ese sentido la doctora Taveras explicó que lo más importante es siempre tener en cuenta que no todos los casos son normas a una regla. “Y que la motivación o significado que tiene este gesto para la persona es lo que hace que para nosotros los psiquiatras, tenga una importancia dentro de la valoración de la salud mental del individuo”.

Sin distinción de clase

Sabemos que en otras épocas se veía con más frecuencia en poblaciones especificas (militares de guerra, presidiarios, inadaptados sociales). Hoy en día dependiendo de la cultura, podemos verlo sin distinción en todos los niveles sociales. Al ser un gesto que engloba tantos matices en su origen, no infiere en el profesionalismo o preparación de la persona que lo lleva, hoy en día se entiende y acepta más que es una forma de expresión y se respeta más la decisión de utilizar esta técnica.

Recomendaciones de la psiquiatra

Refiero a Benito Juárez con la célebre frase “el respeto al derecho ajeno es la paz”, la actitud de expresar lo que somos es una decisión muy personal, siempre y cuando nuestras acciones no afecten negativamente a los demás, no debemos emitir juicios. Los tatuajes son una manera de expresión, y más allá de lo que plasma la tinta, lo importante es escuchar y conocer al ser humano que lo lleva.

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