En la comunidad de Tamayo, provincia Bahoruco, el pasado miércoles a las 9:30 de la mañana ocurrió un hecho que alteró la cotidianidad de sus residentes. La señora Drimilda Pérez Volquez, vecina del barrio Calle 7 en Uvilla, manifestó su preocupación tras un incidente que involucró a sus dos hijas, quienes regresaban a casa después de visitar a una tía. Según narró la madre, una mujer, desde un vehículo de color negro, trató de engañarlas presentándose como familiar, lo que generó temor en las menores que huyeron hacia su hogar.
El relato de Pérez Volquez, expuesto en una entrevista con la periodista Claudia Fabian, detalla cómo sus hijas de siete y cuatro años vivieron momentos de tensión. “Una guagua negra se paró y una señora me dijo que era mi tía, hermana de mi mamá. Me asusté y salí corriendo con mi hermanita”, relató su hija mayor, Jeremy Sara Pérez, visiblemente angustiada. La rapidez con la que actuaron las niñas evitó una situación posiblemente más grave.

Ante lo ocurrido, la comunidad ha entrado en estado de alerta, reforzando la comunicación entre vecinos y la vigilancia tanto de vehículos sospechosos como de personas foráneas. Los residentes de Uvilla, conscientes del riesgo, han intensificado las medidas de seguridad personal y comunitaria, instando especialmente a los padres a supervisar constantemente a sus hijos.
La señora Pérez Volquez solicitó la intervención inmediata de las autoridades locales para investigar el suceso y garantizar la seguridad de los menores en la zona. “Le pido a los padres que cuiden a sus hijos. No podemos descuidarnos”, declaró con evidente preocupación.
La situación ha generado un debate sobre la importancia de la seguridad infantil en comunidades rurales como Tamayo. Muchas familias ahora consideran medidas adicionales como grupos de seguridad comunitaria y la implementación de campañas que fomenten una respuesta rápida ante situaciones de riesgo.
Los organismos de seguridad en Bahoruco han sido informados del caso y han procedido a incrementar su presencia en el área. La Policía Nacional se ha comprometido a monitorear de cerca la zona y a realizar patrullajes regulares para brindar tranquilidad a los residentes. Esta intervención busca no solo esclarecer los detalles del intento de acercamiento, sino también disuadir posibles intenciones delictivas.
El llamado a fortalecer la protección de los menores ha crecido, impulsando discusiones sobre la implementación de programas educativos que refuercen la capacidad de los niños para identificar y reaccionar ante potenciales amenazas. Mientras tanto, los habitantes aguardan con expectativa los resultados de las investigaciones oficiales, conscientes de que solo una acción decidida podrá restaurar la normalidad en sus vidas.
El suceso en Uvilla, Tamayo, no solo evidencia un problema de seguridad específico, sino que también abre un espacio para reflexionar sobre la protección infantil en las comunidades rurales. Mientras las autoridades avanzan en las pesquisas, la comunidad mantiene la vigilancia y busca activamente estrategias que aseguren el bienestar de sus miembros más vulnerables, especialmente los niños.
**REDACCIÓN FV MEDIOS**


