El ex mandatario asegura que la acción tiene el objetivo de protestar contra las crisis que azotan al país aunque, en realidad, busca promover su candidatura de cara a las elecciones del 2025. El oficialismo la denunció como un “intento de golpe de Estado” y pidió su cese
Las movilizaciones comenzaron este martes en la localidad de Caracollo, en la región andina de Oruro, y llegaron un día más tarde al pueblo de Lahuachaca, a unos 125 kilómetros de La Paz. El jueves continuaron hasta Patacamaya, a unos 97 kilómetros de la capital, y seguirán su camino hasta la sede del Ejecutivo, a donde planean llegar este lunes.
A raíz de ello, la ministra de la Presidencia, María Nela Prada, llamó a su principal rival político a un encuentro este viernes para que “deje de seguir” llevando al país “a un enfrentamiento”. “Hoy una vez más invitamos a Evo Morales (…) para entablar un diálogo para que deje de seguir llevándonos, no solo a parte de nuestra militancia del MAS sino a todo el pueblo boliviano, a un enfrentamiento entre hermanas y hermanos, a una situación de conflictividad, de convulsión, que puede terminar con las vidas de bolivianas y bolivianos”, dijo la funcionaria a la prensa.
Sin embargo, el ex Presidente descartó la convocatoria para las 18:00 horas en el Ministerio de Educación ya que no se emitió ninguna invitación “oficial” desde la Presidencia, mientras que su vocero advirtió de que “hay temor de que Morales sea detenido”. “Es parte de lo que siempre hablan, no tengo nada que comentar porque no es nada oficial”, aseguró el político y reiteró que esta medida “no es de Evo, es del pueblo” y será “hasta el final”.
El dirigente sindicalista Fidel Surco respaldó a Arce en las últimas horas y llamó al pueblo a “concentrarnos el domingo (en La Paz) para no dejar ingresar la marcha de Morales, que no tiene intereses pacíficos”.
Bolivia lleva meses inmerso en una crisis multisectorial que se vio agudizada, en el último tiempo, por la escasez de dólares, la falta de combustible, el aumento de los precios de productos de primera necesidad y las disputas al interior del partido gobernante por su conducción el año entrante.
Hasta el momento, tanto la facción arcista como la evista han celebrado sus propios congresos en los que ambos líderes se adjudicaron el mando del MAS, aunque todos acabaron por ser anulados por el órgano electoral, que llamó a un único evento, consensuado y con la presencia de todos sus miembros.
“Este es un problema entre masistas (integrantes del MAS). Que no molesten al pueblo, que solucionen entre ellos sus asuntos, el pueblo tiene otras preocupaciones”, dijo el dirigente vecinal de El Alto, Juan Saucedo, quien acusó a los políticos de estar utilizando a la gente y al contexto económico y social como armas en sus reclamos.
“Morales sabe que la batalla legal está perdida y recurre a su mejor arma, la protesta en la calle”, explicó en tanto el analista Marcelo Silva, que sumó que un tercer líder podría ser la solución a la disputa.
FUENTE/ INFOBAE
AQ