“sofisticado” recurso para conseguir y mantener el poder (7)

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Nunca antes, la humanidad se había sentido tan amenazada como en la actualidad. El poder que los grandes países o llamados poderosos adquieren a través de los importantes avances, que sobre todo en materia tecnológica se observan, se están convirtiendo poco a poco en los dictadores perfectos de nuestro raciocinio.

No nos estamos dando cuenta de la manera como a la raza humana nos están despojando de lo que para muchos es prácticamente una de nuestras razones principales de vivir: la libertad mental.

No en vano el destacado Coronel Español, Pedro Baños, a quien y durante un tiempo muy preciado le estamos dedicando especial atención a través de sus principales obras, en las que hemos visto sus importantes aportes a temas que tienen que ver con el geo dominio a través de la geo estrategia, y que en el libro: El dominio mental. La geopolítica de la mente, y a través de sus 542 páginas,  el citado intelectual y académico aborda de manera magistral.

Son tantas las importantes informaciones que del texto ahora sujeto a análisis hemos encontrado, que prácticamente nos hemos quedado un tanto perplejos, por ese cúmulo de informaciones que dentro de la citada obra encontramos y que para nuestros países es más que un compromiso de sus llamados entes pensantes, escudriñar para darnos cuenta en qué pie estamos parados ante el poder que a través de la mente ejercen quienes de una manera o de otra pretenden controlar el mundo.

Es por ello que a manera de advertencia, en la página 13, Baños nos señala que, “La geopolítica actual va mucho más allá de límites geográficos concretos —origen de su nombre— para convertirse en el ejercicio de un geopoder con ambiciones universales”, y más adelante, en el mismo párrafo nos deja como sentencia que “la forma mejor, la más completa, de lograr dicho control total es actuar sobre la mente de las personas, lo que hoy es más sencillo que nunca gracias a las nuevas tecnologías. Así el geopoder definitivo se alcanza cuando las mentes quedan subyugadas, a merced de los grandes hacedores”.

“Basta con actuar en la mente de los ciudadanos, con subyugarlos psicológicamente, con condicionar sus pensamientos y comportamiento. Así millones de individuos se subordinan a los dictados que se les imponen, reaccionando mansamente y felices con su situación”, (página 14), lo que nos hace recordar la muy famosa frase de los emperadores romanos, de darle a la población “Pan y Circo”, que era lo mismo que comida y juego, una manera de mantener a la plebe en una especie de aturdimiento colectivo, solo que ahora, además de los elementos mencionados se agrega el “peligroso” componente de la tecnología, en donde las naciones llamadas poderosas compiten para ver quién logra desarrollar los instrumentales más sofisticados para el control de la humanidad, y con esto, sus bancos de pensadores trabajar de manera paralela en busca del control mental de la humanidad, tal y como veremos a lo largo de los análisis por venir sobre el libro que ahora ocupa nuestra atención.

Para ese control sobre el cual los “poderosos” han estado trabajando desde hace varias décadas, a través de gigantescas sumas millonarias en dólares y en euros, no analizando sobre la mesa de la lógica, que con cada nuevo descubrimiento que se hace en término de lo que es el llamado avance de la tecnología, “la mayor parte de los habitantes del planeta vivimos en dos planos distintos, el físico y el virtual. Pero hay un punto de contacto que une a ambos: la mente. Por tanto para dominar a las personas hay que influir en ella”, (página 14). 

Dentro de este contexto, estos pensadores al servicio de quienes podríamos decir nos vienen controlando desde hace muchos años, trabajan de manera incesante en lo que es el manejo de nuestras emociones con cientistas sociales, politólogos, psicólogos y otros profesionales de la conducta humana, quienes diseñan todo tipo de estrategia con el objetivo básico de trabajar de manera inteligente sobre el control de nuestro estado psíquico.

Esta es la fase primaria para obtener el objetivo básico que es el dominio sobre nuestros pensamientos y con ello el poder real, pues “Lo  cierto es que adquirir el control de la mente humana es una aspiración que se remonta a un pasado lejano, bajo distintos nombres y distintas técnicas, pero con el mismo objetivo. Pocos métodos hay más efectivos para controlar la voluntad de un pueblo que controlar la mente de los individuos”, (página 15).

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Cuando en líneas anteriores enumeramos la frase usada por el Imperio romano de “Pan y Circo”, memorable dentro del discurso dominante de aquellos que han ostentado poder sobre determinadas naciones, nos referíamos al establecimiento de lo que es la industria del entretenimiento que de manera entusiasta han trabajado diseñadores de la cultura del espectáculo.

Estas industrias usan herramientas muy convencionales a través no solo del cine como sala propiamente dicho, sino también con la televisión y hasta la radio, para diversas zonas, época y cultura, pero sobre todo, atendiendo a las necesidades de sus determinados conglomerados, y los cuales han servido de lazo para mantener a la persona distraída (precisamente) y así lograr los objetivos propuestos.

No en vano, una de las estrategias más bien orquestada cuando se habla de poder y control dentro de este tenor, sin lugar a dudas que es precisamente la industria cinematográfica. Esta ha venido siendo la más usada, primero por los Estados Unidos donde desde tiempos inmemoriales han empleando, y ahora, tal y como se observa, han entrado tanto los chinos como los rusos, con documentales, películas y series que en un porcentaje muy elevado pienso que han estado logrando su cometido.

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De manera inteligente, estas tres naciones se han enfrascado en el diseño de temas subliminales, con mensajes muy pronunciados que en sus momentos han logrado sembrar lo que se han planteado, acción que tal y como lo dijéramos en la entrega correspondiente al tema: “El Dominio Mundial”: Redes sociales, “amor, sexo, información o desinformación”, y otros elementos usados para el control mundial, que  “La lucha abierta por el poder se ha basado y se basa no solo en el dominio directo o indirecto del territorio, sino también en una supremacía cultural e ideológica”, (página 205), acción que la hemos observado y que Pedro Baños trata en el libro anteriormente referenciado, “El dominio mundial, Elementos del Poder y Claves Geopolíticas”.

 “Otra forma tradicional de dominación indirecta de la sociedad es el miedo”, (página 17), en donde juegan papeles estelares precisamente el cine y la televisión, elemento al que en lo adelante le dedicaremos un trato especial. También están las redes sociales y los dispositivos tecnológicos, los cuales han servido de base para la implantación de sentimientos diversos con tipos de mensajes que prácticamente invaden nuestro raciocinio para  así convertirnos en seres autómatas al servicio de ciertos intereses bajo los cuales nos encontramos influenciados.

No podemos olvidar, que en la actualidad y gracias al poderoso sistema modernizador, “Nos hemos rodeado de todo tipo de dispositivos electrónicos que aportan infinidad de datos sobre nuestras vidas, incluidos los detalles más íntimos. Unos datos que, además, proporcionamos con total displicencia. Móviles, ordenadores, tabletas, altavoces inteligentes,  y un sinfín de dispositivos nos vigilan día y noche, sin descanso. Verdaderos espías que hemos metido en nuestros bolsillos y en nuestros domicilios. A los que se añaden sistemas de reconocimiento facial o de video vigilancia instalado en cada vez más lugares”, (página 17).



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