Este 8 de agosto, una de las sobrevivientes de la tragedia del Jet Set regresó a la zona donde ocurrió el suceso para rendir homenaje y recordar lo vivido. La mujer no pudo contener las lágrimas al relatar el momento en que quedó atrapada bajo los escombros tras el colapso del techo del centro nocturno el pasado 8 de abril.

En su testimonio, expresó agradecimiento a Dios por brindarle “una oportunidad más” para continuar con vida. Entre sollozos, también pidió perdón por los hermanos Antonio y Maribel Espaillat, señalados por ella como responsables por la falta de conciencia ante lo que describió como “un trágico y lamentable hecho” que ocasionó la pérdida de cientos de personas.

La sobreviviente recordó la desesperación y el desconcierto que sintió mientras permanecía atrapada, así como el momento en que fue rescatada. Sus palabras reflejaron tanto el dolor por lo ocurrido como la determinación de seguir adelante pese a las secuelas físicas y emocionales que dejó la experiencia.
Su relato se suma al de otros familiares y sobrevivientes que, a cuatro meses del suceso, mantienen activa la demanda de justicia. Estas voces insisten en que se adopten medidas que eviten que eventos de este tipo vuelvan a repetirse, señalando la necesidad de fortalecer las normas de seguridad y supervisión en establecimientos de gran afluencia.

La visita a la zona cero fue también una oportunidad para rendir respeto a las personas que no lograron salir con vida y para recordar a quienes resultaron lesionados en aquel momento. Los presentes manifestaron que la memoria de lo sucedido sigue viva y que continuará siendo un motivo de lucha en los tribunales y en la opinión pública.
A pesar del tiempo transcurrido, el caso del Jet Set sigue generando impacto en la sociedad dominicana, tanto por el número de víctimas como por las repercusiones legales que aún se debaten. El proceso judicial avanza en medio de audiencias, recursos y testimonios que forman parte del expediente.
El encuentro de este 8 de agosto reafirmó la unión de sobrevivientes y familiares en torno a un mismo objetivo: obtener una respuesta judicial que consideren justa y garantizar que las lecciones aprendidas sirvan para proteger a otras personas en el futuro.


