Siria: el yihadismo recupera fuerza

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La sorprendente caída del régimen sirio en cuestión poco menos que de minutos ofrece muchos detalles para aclarar y bastantes más por descubrir. Después de resistir a un conglomerado de rebeldes, de muy variado origen y condición a lo largo de trece años, el presidente Bashar al Asad cayó de manera fulminante en once días después de dos décadas y media de Gobierno heredado de su padre, Hafez al Asad. El expresidente sirio tuvo que abandonar el país en avión sin anunciar el destino y dejar el poder en manos del primer ministro, Mohamed Ghazi, con el encargo de entregarlo sin más resistencia a los invasores cuya entrada en la capital se produjo este domingo en medio de un indescriptible alborozo popular.

Pero por encima de los detalles de la batalla final, que comenzó con el asedio de Alepo y la cobarde desbandada de las Fuerzas Armadas nacionales –que se retiraron prácticamente sin ofrecer resistencia–, y que concluyó con la entrada triunfal de los rebeldes en Damasco, tras muchos ingredientes para un relato de guerra de escasos precedentes, ahora lo que se impone es el análisis profundo de la situación en una zona donde se centra uno de los grandes riesgos para el temido estallido de una tercera guerra mundial.

El régimen de Al Asad contaba con el apoyo de Rusia e Irán, que no consta que hayan intervenido con urgencia en los escasos días transcurridos desde la caída de Alepo, y tenía enfrente a Turquía con un Erdogán siempre beligerante. Ante la preocupante situación creada, mientras Israel continúa enfrentándose a las milicias proiraníes de Hamás en Gaza y Hezbolá en el Líbano, los servicios secretos de los Estados Unidos han alertado de la existencia de reservas de armas químicas en algún lugar de la zona que Washington no ha precisado. Por su parte, los vencedores son una coalición de fuerzas rebeldes variadas, entre las que destaca Hayat Tahrir al-Sham –anteriormente una filial de Al Qaeda–, liderada por el islamista Al Jolani, lo cual incrementa la inquietud internacional.

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Que un país de cierta importancia geopolítica en la zona como Siria pase a ser controlado por unas fuerzas de clara ideología yihadista, que heredarán un arsenal bélico importante, es contemplado como una nueva y grave amenaza para la estabilidad. Más aún para la seguridad internacional y especialmente para Oriente Próximo y el Mediterráneo. La situación en la zona, que ya era muy complicada, ha vuelto a agravarse más aún. Vivimos minutos de tensión, de sorpresa, y estamos condenados a esperar.



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