El comportamiento sexual compulsivo comúnmente llamado adicción sexual, es clasificado como un desorden de salud mental en la lista de Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) de la OMS. La lista, que fue actualizada hace un par de años, y es conocida como CIE-11, es el documento fundacional que los médicos y científicos de todo el mundo usan para identificar y estudiar los problemas de salud, heridas y causas de muerte.
¿Cómo reconocer la adicción al sexo?
Se calcula que el comportamiento sexual compulsivo afecta entre el 3 y al 6% de la población general solo en Estados Unidos, y se estima que la presencia del trastorno es mayor en adultos jóvenes, estimando los 19 años como la edad media de inicio del trastorno.
La adicción sexual forma parte de un ciclo que parte de un desencadenante inespecífico, seguido de preocupaciones sexuales obsesivas como el consumo de pornografía, además de pensamientos plagados por imágenes sexuales y comportamientos compulsivos relacionados con actividades sexuales como acudir constantemente a sitios de streaming pornográfico, intercambios de mensajes eróticos o la búsqueda desesperada de parejas sexuales en el mundo virtual o real. El ciclo suele terminar con una tríada de vergüenza, culpa y desesperación una vez que el acto sexual se ha completado, repitiéndose en cualquier momento.
Para que los comportamientos se clasifiquen como un trastorno de conducta sexual debe cumplir con los siguientes criterios:
- Pérdida de tiempo significativa relacionada con comportamientos sexuales que interfieren con la vida diaria.
- Usar el sexo como respuesta a situaciones estresantes.
- Intentos fallidos de reducir o detener el comportamiento sexual.
- Abstinencia causada por la parada de la actividad sexual.
- Actividades sexuales repetidas como respuesta a un estado emocional disfórico (sentimientos negativos, tristeza, ansiedad, irritabilidad), convirtiendo la actividad sexual en una estrategia para regular el estado de ánimo.
- Actividad sexual descontrolada a pesar de exponerse a riesgos físicos, emocionales y/o sociales.
- Comportamiento sexual recurrente e intenso.
Existen varias formas clínicas para detectar esta condición, la cual puede manifestarse a través de actividades como la masturbación excesiva, el cibersexo y diferentes tipos de comportamiento sexual con adultos que consienten en entornos reales o virtuales, como puede ser el sexo telefónico, el exceso de asistencias a clubes, saunas, salones de masaje o un comportamiento seductor excesivo.
Factores de riesgo y origen
Es importante dejar claro que este trastorno no está inducido por el consumo de sustancias o fármacos, y tampoco es el resultado de un trastorno bipolar o de una parafilia. En el historial de los enfermos se pueden destacar ciertos elementos como antecedentes familiares de adicción a sustancias o comportamientos, también experiencias sexuales que comienzan a una edad temprana, estructuras familiares separadas y una alta frecuencia y diversidad de comportamientos sexuales. En promedio, los hombres tienen más insatisfacción con su vida sexual, más problemas de pareja y más consultas por problemas relacionados con la sexualidad, lo que los hace más propensos a este tipo de adicciones.
A nivel cerebral, se han encontrado micro anomalías en el lóbulo frontal que inducen a la desinhibición del comportamiento y en el lóbulo temporal que inducen a un comportamiento sexual excesivo. Además, se han encontrado daños en el estriado ventral, estructura que interviene en el movimiento voluntario y el centro de la motivación, volviéndose más activo cuando se combinan la actividad física y el esfuerzo mental; conduciendo a un deseo irreprimible de sexo.
También se han detectado algunas anomalías en la amígdala que conducen a un deterioro de la memoria y el aprendizaje (la amígdala desempeña un papel crucial en la modulación emocional de la memoria, su función es crucial para sentir y percibir ciertas emociones). Por último, existen anomalías en el cuerpo calloso, asociando al abuso sexual con dichas anomalías.
Hablando desde el punto de vista fisiológico, existen anomalías relacionadas con el estrés y los niveles de serotonina que intervienen en la regulación del comportamiento sexual. A nivel emocional y social, hay una disminución de la autoafirmación, de la estima sexual, de la satisfacción y del control sexual. Las personas afectadas han demostrado ser mucho más propensas a la ansiedad y a la depresión.
Un trastorno que aumenta con la popularización del internet
Desde la aparición y popularización del internet, la industria del sexo se ha convertido en un mercado lucrativo. Las tendencias varían frecuentemente y los productos se distribuyen y venden a través de todos los medios electrónicos.
El punto es que la exposición a tal cantidad de nuevas imágenes y experiencias sexuales se ha convertido en el principal motor de las adicciones sexuales de las personas vulnerables, gracias a su capacidad de generar nuevas formas de gratificación inmediata por medio de las nuevas tecnologías.
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