Sentencias ejemplares para pandilleros que asesinaron a policía latinos en LA #FVDigital

0
141


Tres miembros de la pandilla Florencia 13 fueron sentenciados a duras y largas sentencias de prisión federal por el robo y el asesinato a balazos de Fernando Uriel Arroyos, oficial del Departamento de Policía de Ángeles, Fernando Arroyos.

Responsables del asesinato del policía Fernando Arroyos.
Crédito: LAPD | Cortesía

El 10 de enero de 2022, alrededor de las 9:16 p.m., Arroyos, quien estaba fuera de servicio buscaba comprar una casa e iba acompañado de su novia, en la cuadra 1700 al este de la calle 87, en el área de Florence-Firestone.

Arroyos, quien murió a los 27 años, había estacionado su automóvil y cruzaba la calle cuando ocurrió el enfrentamiento fatal con los pandilleros, quienes lo catearon y le arrebataron cadenas de oro que llevaba puestas.

También le robaron la billetera que contenía su tarjeta de identificación como agente del LAPD.

Crédito: LAPD | Cortesía

Después del atraco, Ríos y Cisneros abrieron fuego. Arroyos fue alcanzado por una sola bala, huyó del lugar y se desplomó en un callejón. Murió en el hospital St. Francis Medical Center de Lynwood.

Los criminales se declaran culpables
En julio de 2023, los acusados, Luis Alfredo de la Rosa Ríos, alias “Lil J” y “Lil Malo”, de 30 años, y Ernesto Cisneros, alias “Gonzo” y “Spooky”, de 25 se declararon culpables de un cargo de conspiración para violar la Ley de Organizaciones Corruptas e Influenciadas por Extorsión  (RICO), según el Departamento de Justicia de Estados Unidos. Ambos recibieron sentencias de 50 años de prisión.

Un tercer acusado, Jesse Contreras, alias “Skinny Jack” y “Flaco”, de 36 años recibió una sentencia de 36 años.

Una cuarta acusada, Haylee Marie Grisham, de 21 años, integrante del grupo criminal y exnovia de Ríos, se declaró culpable el año pasado de un cargo de delito violento en ayuda de extorsión por participar en el fatal robo de Arroyos. Ella será sentenciada el 9 de septiembre.

“Nadie es inmune al impacto de la violencia de las pandillas”, dijo el juez Percy Anderson dijo durante la audiencia de sentencia en el centro de Los Ángeles. “Aun en Butler, Pensilvania”. Su referencia era con relación al intento de asesinato del expresidente Donald Trump.

“Los vamos a atrapar”: Robert Luna, Alguacil del condado de Los Angeles.
Crédito: Jorge Luis MacÍas | Impremedia

“La violencia de las pandillas impregna nuestra sociedad y el daño causado por estas pandillas es un precio que todos tenemos que pagar y los costos son incalculables”, agregó el juez.

El magistrado habló de una “oleada de crímenes y pérdida de vidas sin sentido, algo que es demasiado frecuente en nuestra comunidad y que literalmente destroza el tejido de nuestra sociedad”.

El juez Anderson subrayó que la sentencia impuesta a los expandilleros debe enviar un mensaje, no solo a los acusados, “sino a todos los que eligen poner en peligro a nuestra comunidad, asesinando, robando y traficando con narcóticos”.

En la sala del tribunal, Claudia Membreño, la madre de Fernando Uriel Arroyos describió a su hijo como un muchacho “al que solo le gustaba ayudar a otros y servir a la comunidad”.

Su padre, José Reyes, recordó que, el más grande anhelo de Arroyos siempre fue ser policía, porque quería ayudar a la comunidad, y uno de sus primos dijo que Fernando fue “alguien que estaba lleno de amor, felicidad y una energía positiva que lo hacía ser diferente”.

Aplicación de las leyes federales
Como parte de su declaración de culpabilidad ante el juez de distrito de los Estados Unidos, Percy Anderson, Jesse Contreras admitió haberle entregado un arma cargada a Luis Alfredo de la Rosa Ríos, el cual, junto con Ernesto Cisneros, se bajaron de su camioneta y se acercaron al oficial.

“Aplicaremos las leyes que tenemos, cada vez que sea necesario”, dijo a La Opinión el fiscal federal Martín Estrada. “La ley [RICO] trae consecuencias muy severas en contra de los peores entre los peores [de la sociedad]; cuando unos pandilleros han hecho o cometido en delito muy serio y grave, usaremos los recursos federales contra ellos”.

Placa en memoria de Fernando Arroyos.

Estrada destacó que el oficial Fernando Arroyos fue la encarnación del sueño americano.

“Su familia vino a este país en busca de una mejor vida mejor y todos trabajaron muy duro”, alabó.

Arroyos creció en el sur de Los Ángeles. Asistió a la escuela secundaria Crenshaw y se graduó con honores. Como resultado, asistió a UC Berkeley, unas de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos donde nuevamente destacó y se graduó con honores.

Te podría interesar:

“Podría hecho cualquier cosa que quisiera”, valoró el fiscal federal. “ Podría haber vivido en cualquier lugar donde quisiera vivir, peor Arroyos decidió regresar a su casa en Los Ángeles y eligió servir a su comunidad como oficial del LAPD”.

La trágica noche de enero de 2022
Tras el asalto y el intercambio de disparos, la noche del 10 de enero de 2022, los policías que respondieron al intercambio de balazos encontraron a transeúntes realizando maniobras de resucitación cardiopulmonar a Arroyos.

En el sitio del crimen, detectives del LAPD, recuperaron una pistola cargada, la cual pertenecía a uno de los sospechosos.

Tras la balacera, el Departamento del Sheriff del Condado de Los Ángeles recibió informes de un hombre que sufrió una herida de bala en el área de la calle Junction y el este de la calle 60, aproximadamente a una milla y media del lugar del tiroteo.

Los investigadores determinaron que el hombre herido era Ernesto Cisneros, quien había sufrido el disparo durante la balacera con Arroyos.

En esa área, también fue encontrado Jesse Contreras. Él estaba escondido dentro del garaje de su residencia, en la cuadra al 5900 de Junction Street, donde se recuperó una segunda pistola.

Luis Alfredo de la Rosa Ríos y Haylee Marie Grisham, quienes eran pareja durante el tiempo del tiroteo fueron hallados más tarde y detenidos en su casa.

Ríos y Contreras admitieron además en sus acuerdos de declaración de culpabilidad que el mismo 10 de enero de 2022 habían cometido robos a mano armada contra dos víctimas afuera de un bar en el barrio de la avenida Florence.

“Cuando hablé con la mamá de Fernando Arroyos seguía con el corazón destrozado”, declaró el alguacil Robert Luna, a La Opinión. “Pero en sus ojos se miraba el orgullo que tenía por su hijo, porque era un muchacho tan bueno que quería ayudar a la comunidad”.

“En estos momentos estamos hablando de que se hizo justicia, pero es un caso tan triste que nunca debería pasar. Nunca”.

Además, el alguacil Luna envió un mensaje a los pandilleros de la ciudad y del condado: “Piensen en las personas que van a ser víctimas, y cuando hagan algo malo los vamos a atrapar”.

“Contra una violenta empresa criminal”
Akil Davis, director asistente del Buró Federal de Investigaciones (FBI) en Los Ángeles manifestó que el oficial Arroyos era un oficial de policía respetado y en su corta vida causó un impacto.

“No murió en cumplimiento del deber, sino fuera de servicio”, dijo. “Pero fue valiente ante la violencia cuando estos actores [pandilleros] le quitaron la vida”.

“Los acusados fueron sentenciados y tendrán mucho tiempo para pensar en la vida que quitaron, sin otro motivo que robarle”, añadió. “La pandilla 13 [Florencia 13] es una violenta empresa criminal. Esta pandilla es muy grande y activa y rivaliza con pandillas como MS13 y 18th St.”.

video
play-sharp-fill

Davis precisó que el FBI está muy familiarizados con la pandilla Florencia 13, ya que, además, en 2019, con la asistencia de la Oficina de Fiscales de los Estados Unidos y autoridades de la ley en Los Ángeles realizaron una investigación que condujo a cargos de extorsión contra 36 miembros de este grupo criminal.

“No cantamos victoria, porque seguiremos combatiendo esta amenaza, por la seguridad pública y estamos comprometidos con el desmantelamiento de su dirigencia y su personal de apoyo”, dijo.



Source link