Las pérdida de flujo vaginal es una parte natural y común de la salud de la mujer, pero cuando adquieren un tono amarillento, pueden ser motivo de preocupación. ¿Qué significan estas secreciones amarillentas y qué pueden indicar sobre la salud de una mujer?
Las leucorreas fisiológicas
Las pérdidas blancas o leucorreas son un fenómeno fisiológico normal en la mujer. Estas secreciones viscosas y blanquecinas provienen de la descamación de la mucosa vaginal y suelen aumentar durante la menstruación. A diferencia de la glera cervical, que es transparente y se produce en mayor cantidad alrededor de la ovulación, las leucorreas fisiológicas son un proceso natural y no causan irritación ni mal olor.
Sin embargo, es importante evitar una higiene excesiva, ya que esto puede alterar el delicado equilibrio de la flora vaginal, propiciando la aparición de infecciones y, por lo tanto, de pérdidas de color amarillo o verdoso.
Causas de las pérdidas vaginales amarillentas
Cuando las secreciones vaginales adquieren un tono amarillento o verdoso, estamos ante leucorreas patológicas, que generalmente indican la presencia de una infección. Estas pueden tener diversas etiologías:
Candidiasis vaginal
Si las pérdidas amarillentas van acompañadas de picores y sensaciones de ardor intensos, es muy probable que se trate de una candidiasis vaginal. Esta infección se produce por la proliferación del hongo Candida albicans, presente normalmente en la flora vaginal.
Diversos factores pueden alterar el equilibrio de esta flora, como el uso excesivo de antibióticos, la higiene inadecuada o la presencia de humedad y fricción en la zona. El tratamiento suele incluir el uso de cremas y óvulos antifúngicos.
Vaginosis bacteriana
Otra posible causa de las pérdidas amarillentas son las vaginosis bacterianas, caracterizadas por la proliferación de bacterias como Gardnerella vaginalis. Además de las secreciones de aspecto cremoso o espeso, las mujeres con vaginosis suelen experimentar sensaciones de ardor y picazón en la vagina.
La vaginosis puede estar relacionada con una higiene inadecuada, el uso de duchas vaginales o la presencia de un dispositivo intrauterino (DIU). El tratamiento suele implicar la administración de antibióticos.
Infecciones de transmisión sexual
En algunos casos, las pérdidas vaginales amarillentas pueden ser el resultado de infecciones de transmisión sexual (ITS), como la clamidiasis o la gonorrea. Estas infecciones, causadas por bacterias, a menudo se manifiestan con otros síntomas, como dolor al orinar, molestias durante las relaciones sexuales o dolor abdominal.
Si se sospecha de una ITS, es fundamental acudir a un médico para realizar las pruebas diagnósticas adecuadas y recibir el tratamiento antibiótico correspondiente.
Pérdidas amarillentas en momentos clave
Las secreciones vaginales pueden variar a lo largo del ciclo menstrual y en diferentes etapas de la vida de la mujer. Es importante conocer estos cambios fisiológicos para diferenciarlos de las alteraciones patológicas.
Antes y después de la menstruación
Antes de la llegada de la regla, las pérdidas pueden adquirir un tono más amarillento debido a que se secan y se espesан después de la ovulación.
Tras el período menstrual, es común observar secreciones de color amarillento o marrón. Esto se debe a que algunos restos de la menstruación no han sido completamente eliminados durante el sangrado.
Durante el embarazo
Durante la gestación, las pérdidas vaginales suelen ser más abundantes y espesas, con un aspecto más amarillento de lo habitual. Sin embargo, si aparecen signos de irritación o ardor, es recomendable consultar con un profesional de la salud, ya que podrían indicar una infección que podría afectar al feto.
En la menopausia
En la etapa de la menopausia, cuando los niveles de estrógenos disminuyen, las secreciones vaginales pueden ser más escasas y presentar un tono más amarillento. Esto se debe a la atrofia vaginal, que dificulta la defensa contra los agentes patógenos, pudiendo dar lugar a infecciones.
Otros síntomas asociados a las pérdidas amarillentas
Además del color amarillento o verdoso de las secreciones, existen otros síntomas que pueden acompañar a las infecciones vaginales:
- Abundancia de las pérdidas: cuando las secreciones son muy abundantes, pueden ser un indicador de infección.
- Aspecto cremoso/espeso: las pérdidas con una consistencia más espesa o cremosa suelen estar asociadas a infecciones.
- Mal olor: un olor desagradable o inusual de las secreciones puede ser un signo de infección.
- Irritación o ardor vaginal: sensaciones de picor, escozor o quemazón en la vagina o la vulva.
- Dolor pélvico: molestias o dolores en la zona baja del abdomen.
- Presencia de sangre: pequeñas cantidades de sangre mezcladas con las secreciones.
- Fiebre y malestar general: síntomas sistémicos como fiebre, fatiga o malestar.
La presencia de uno o más de estos síntomas, junto con las pérdidas amarillentas, debe motivar una consulta médica para un diagnóstico y tratamiento.
Diagnóstico y tratamiento de las infecciones vaginales
Ante la aparición de pérdidas vaginales anormales, es fundamental acudir a un ginecólogo o médico de atención primaria, los cuales realizarán un examen clínico y, si es necesario, solicitarán pruebas de laboratorio, como cultivos o análisis del pH vaginal, para determinar la causa.
Una vez identificada la infección, el tratamiento puede incluir:
- Candidiasis vaginal: uso de cremas y óvulos antifúngicos.
- Vaginosis bacteriana: administración de antibióticos por vía oral o vaginal.
- Infecciones de transmisión sexual: tratamiento con antibióticos específicos para cada patógeno.
Además, se recomienda:
- Mantener una higiene íntima adecuada, evitando el uso excesivo de productos y duchas vaginales.
- Utilizar ropa interior de algodón y evitar la humedad y la fricción en la zona.
- Evitar relaciones sexuales hasta que la infección haya sido tratada y curada.
- Mantener una dieta equilibrada y reducir el consumo de azúcares, que pueden favorecer el crecimiento de hongos.
Prevención de infecciones vaginales recurrentes
Para prevenir la aparición recurrente de infecciones vaginales, es importante adoptar algunas medidas preventivas:
- Higiene íntima adecuada: utilizar jabones suaves y evitar las duchas vaginales.
- Ropa interior de algodón: evitar las prendas sintéticas que puedan generar humedad.
- Evitar la humedad y la fricción: mantener la zona genital seca y evitar el uso excesivo de productos.
- Tratamiento adecuado de las infecciones: seguir al pie de la letra las indicaciones médicas.
- Revisión ginecológica periódica: realizar controles anuales para detectar y tratar a tiempo cualquier alteración.
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