
Tras la pelea por el título de pilotos de la F1 2025 en Abu Dhabi, que se decidió en favor de Lando Norris, el ciclo reglamentario de los coches de efecto suelo ha llegado a su fin, así que es hora de hacer balance. El reglamento introducido en 2022 tenía tres objetivos: mejorar las carreras permitiendo que los coches se siguiesen mejor unos a otros, tener más luchas cuerpo a cuerpo y crear un deporte sostenible, también desde el punto de vista financiero.
Cuando Nikolas Tombazis, presidente de la FIA, echa la vista atrás, su análisis es doble: sí, la F1 ha sido mejor en general que antes, pero aún no lo suficientemente buena en todos los aspectos.

“Creo que para la mayoría de los objetivos hemos dado un paso significativo en la dirección correcta. Pero desde luego no pretendo que haya sido un éxito total en todos los aspectos. Por lo tanto, no nos daría una nota de A, sino más bien un B o C”.
Las cosas que se han hecho bien tienen que ver sobre todo con la sostenibilidad financiera del deporte. Tombazis reconoce que el límite de gastos ha hecho que sea mucho más difícil para la FIA regular el deporte -debido a su complejidad-, pero que ha hecho que la Fórmula 1 sea mucho más estable y saludable a todos los niveles.
“Ahora no podemos ni imaginar que no tuviéramos regulaciones financieras en el pasado”, afirma.
En cuanto a la mejora de las carreras en sí, el panorama es diferente: “En el aspecto técnico, creo que tuvimos un periodo en el que los coches podían seguirse bien unos a otros”, dice en referencia a 2022 y 2023. “Pero en este sentido no nos damos la puntuación más alta. No lo llamaría lagunas, pero hubo áreas en las que las reglas quizás permitieron muchas cosas. Y por eso, los equipos han ideado soluciones inteligentes que han dado lugar a más aire sucio”.
A la pregunta de qué áreas exactamente, Tombazis aclaró: “Quizá la más importante ha sido la placa final del alerón delantero. Se suponía que tenía que ser muy interior, pero las reglas quizá no fueron lo suficientemente estrictas, lo que permitió a los equipos crear más rebufos de lo previsto”.
Y añadió: “Otra zona eran los tambores de las ruedas delanteras y, por último, los bordes del suelo. Esas cosas resultaron ser diferentes de lo previsto”.
Falta de apoyo para ajustar las reglas y frenar el aire sucio
En conjunto, eso creó más aire sucio y dio lugar a que el seguimiento fuera mucho más difícil de lo que era a principios de 2022, cuando la acción en pista todavía era la deseada por las reglas.
Al ser preguntado sobre si la FIA se había planteado abrir el reglamento con cambios en las reglas durante el pasado ciclo, Tombazis reconoció que es algo que sí se había considerado.
“En primer lugar, tengo que decir que los problemas mencionados no son algo nuevo hoy en día. Por supuesto, eran los mismos hace dos años. Entonces, ¿por qué no hemos cambiado las reglas? Bueno, lo intentamos, pero no hubo suficiente apoyo para ello por parte de los equipos. Se necesita un cierto nivel de apoyo para poder cambiar las reglas durante un ciclo reglamentario. Un gran número de escuderías tiene que estar de acuerdo, así que no basta con que nosotros queramos hacerlo”.
Para el reglamento de la Fórmula 1 a partir de 2026, Tombazis cree que el aire sucio será un factor menor, ya que ha vuelto a ser uno de los puntos clave del nuevo reglamento.
“Creemos que será mejor en términos de aire sucio, sí, ¡aunque en realidad tendremos que volver a tener esa conversación dentro de dos años! Sólo entonces podremos decir si realmente está bien esta vez y si todos podemos seguir riéndonos”, concluyó el de la FIA.
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