La ofensiva militar de Israel en la Franja de Gaza que, desde octubre a la fecha, ha producido la muerte de más de 34,000 palestinos, causa indignación entre un amplio sector de estudiantes quienes, en instituciones educativas como la Universidad Columbia, no dejan de protestar exigiéndole a la nación judía un alto al fuego inmediato.
Cientos de universitarios solidarios con la situación que prevalece en Medio Oriente, prácticamente han convertido los espacios verdes de los campus en zonas para montar tiendas de campaña y mantas con leyendas en repudio a la estrategia israelí de continuar bombardeando los pocos edificios y casas que se mantienen en pie en Gaza, esto sin importar que en su interior permanezcan resguardas algunas familias.
El malestar de los universitarios estadounidenses tiene que ver con que el gobierno federal continue apoyando a su aliado sin condicionar su respaldo armamentista por lo menos al ingreso de ayuda humanitaria destinada a la zona de guerra.
Con respecto a un posible alto al fuego, eso parece ser letra muerta y ajena para los intereses del gobierno encabezado por Benjamín Netanyau.
Frente a dicho posicionamiento, la comunidad universitaria que asiste a distintos centros educativos en el país también parece haber cerrado filas en contra de Israel.
Ejerciendo su derecho a manifestarse, los estudiantes ya no sólo repudian las acciones judías, sino que han pasado a un siguiente nivel al exigirles a sus propias instituciones académicas dejar de invertir en cualquier acción que pueda representar un apoyo hacia la nación judía.
Lo complejo del asunto es que algunos estudiantes de origen o raíces israelíes argumentan comenzar a sentir amenazada su integridad, pues quienes parecen apoyar a los palestinos, presuntamente afirman estar siendo observados con recelo por algunos de sus compañeros en el campus.
Otro factor que podría intensificar la presión en los recintos universitarios es la intervención de las autoridades al efectuar algunos arrestos de estudiantes, lo cual en nada ayudan a poner fin a las protestas.
Mientras tanto, algunos funcionarios de los centros educativos continúan negociando con los alumnos en protesta para lograr que se retiren de manera pacífica, lo cual en verdad luce complejo.
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