Que la relación de Donald Trump con la verdad es completamente accidental ha quedado demostrado en los últimos años, durante su etapa como presidente de Estados Unidos y, posteriormente, como líder de los republicanos.
En el debate de la madrugada de este miércoles el magnate ha vuelto a lanzar sin pudor otro bulo sobre los inmigrantes, uno de los temas que ha encendido el cara a cara con la demócrata Kamala Harris, quien ha llegado a acorralar en más de una ocasión a su rival.
El magnate llegó al extremo de acusarlos de comerse los perros y los gatos de los ciudadanos que viven en las ciudades fronterizas, ante una atónita Harris. “Muchas ciudades no quieren hablar de ello porque les da vergüenza. En Springfield se están comiendo a los perros, se están comiendo a los gatos, se están comiendo a las mascotas de la gente que vive allí. Esto es lo que está pasando en nuestro país. Es una vergüenza”, ha afirmado.
La actitud del expresidente causó incluso “frustración” en algunos de sus aliados más cercanos, según filtraciones a medios estadounidenses, ya que sus asesores lo habían preparado para no caer en las “trampas” de Harris para sacarlo de compostura.
Como ha quedado demostrado, en el asunto migratorio Trump se mantuvo en su línea dura, acusando a la Administración Biden, y por ende a Harris, de ser débil en la seguridad fronteriza. Así, ha criticado el manejo actual de la inmigración, afirmando que las políticas de Harris permitirían que “millones de personas” ingresen al país sin control, lo que, según él, genera un aumento en la criminalidad y otros problemas.
Por su parte, Harris ha defendido la postura demócrata destacando la importancia de reformar el sistema migratorio de manera humana. Asimismo, ha criticado a Trump por haber demonizado a los inmigrantes, argumentando que su enfoque extremista no es una solución viable para el problema migratorio.