Este lunes se conmemora el 45.º aniversario de la muerte de la leyenda de los Beatles, John Lennon. La estrella del rock ‘n’ roll saltó a la fama a principios de la década de 1960 junto a sus compañeros de banda, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr.
Lennon falleció con tan solo 40 años, tras ser asesinado a tiros por Mark David Chapman la noche del 8 de diciembre de 1980, cuando él y su esposa, Yoko Ono, regresaban a su apartamento en el Upper West Side de Nueva York.
Lennon había firmado un autógrafo para Chapman en una copia de su álbum recién publicado, “Double Fantasy”, ese mismo día.
La muerte de Lennon aún resuena como un momento decisivo para una generación y para el mundo de la música.
Un hombre que ayudó a definir el rock and roll, líder del movimiento por la paz, ícono de la generación del Baby Boom, su repentina muerte a tiros a manos de Chapman causó conmoción y duelo, y para muchos marcó el fin de una era.
Chapman fue condenado a entre 20 años y cadena perpetua y se le denegó la libertad condicional por última vez en agosto de 2025.
Chapman tiene ahora 70 años. Su próxima audiencia de libertad condicional está programada para febrero de 2027.
Durante su etapa como miembro de los Beatles, Lennon contribuyó a la transformación del rock and roll y el pop con discos revolucionarios como “A Hard Day’s Night” (1964), “Revolver” (1966), “Sergeant Pepper’s Lonely Hearts Club Band” (1967) y “Abbey Road” (1969).
Tras dominar la industria musical mundial, Lennon aprovechó su fama para visibilizar las causas en las que creía.
Junto con su segunda esposa, Ono, organizó una manifestación contra la guerra quedándose en la cama de un hotel, con la prensa invitada a documentar el evento.
Tras una serie de disputas cada vez más ásperas y públicas, los Beatles se separaron en 1970.
Lennon continuó escribiendo canciones y grabando a principios y mediados de la década de 1970.
En 1975, tras un prolífico período trabajando en su música en solitario, Lennon se tomó un descanso de cinco años para pasar más tiempo con Ono y el hijo de la pareja, Sean.
Lennon también tuvo un hijo, Julian, con su primera esposa, Cynthia, a quien abandonó a finales de la década de 1960.
En 1976, Lennon obtuvo la residencia permanente en Estados Unidos tras una batalla legal contra una orden de deportación derivada de una condena por drogas en Gran Bretaña.
Tras su asesinato en 1980, los restos de Lennon fueron incinerados y sus cenizas esparcidas en el Central Park de Nueva York.
Pero su legado nunca parece desvanecerse.
Su música y su historia de vida encuentran seguidores entre los jóvenes amantes de la música, así como entre quienes disfrutaron escuchándolo en su juventud.
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