Una niña de 10 años fue asesinada por el bulldog de su familia mientras veía la televisión en casa. Savannah Bentham solo estuvo sola unos minutos cuando ocurrió el ataque.
La niña fue encontrada muerta por su madre con el bulldog a su lado, cubierto de sangre.
Según Tracey, la madre de la niña, esta había salido a pedirle a un familiar que arreglara una conexión defectuosa de una bombona de gas en su casa de Yorkshire, Inglaterra . El padre de Savannah estaba trabajando a esa misma hora.
La bulldog, Biggie, tenía seis años y nunca había mostrado un comportamiento agresivo. Sin embargo, cuando Tracey regresó a casa, encontró a la niña muerta en el suelo, acurrucada en posición fetal, con la marca de la mordedura de la bulldog sangrando por el cuello.
Una vez que encontró a su hija, la mujer encerró al perro en un coche mientras los vecinos ayudaban a administrarle primeros auxilios. Llamaron a los paramédicos, pero cuando llegaron, Savannah ya estaba muerta.
Según Metro UK, la familia tenía un bulldog XL, una raza prohibida por la legislación sobre perros peligrosos del Reino Unido.
Sin embargo, los dueños de Biggie completaron todos los trámites legales para quedarse con el perro, incluyendo la obtención de un certificado de exención, su registro veterinario, la implantación de un microchip, la esterilización y el uso de bozal en público.
Antes de que mataran a la niña, el bulldog era descrito como un “perro perezoso” que nunca mostraba comportamiento agresivo. Según la familia, no había motivo de preocupación hasta el ataque.
Tras el ataque que le costó la vida a Savannah, la perra fue sacrificada. La autopsia no reveló cambios físicos ni patológicos que pudieran haber provocado un ataque de agresión.


