Sánchez y Scholz aprietan a Bruselas para que reconsidere su ‘ofensiva’ al coche eléctrico chino

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Bruselas sabe que la guerra comercial con China es una posibilidad real y aunque el cántaro no ha llegado a la fuente, la tensión es evidente entre la UE y el gigante asiático. Precisamente el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha pedido desde Pekín que la Comisión Europea afloje su postura respecto a los aranceles al coche eléctrico chino, una idea que ha encontrado también el respaldo del Ejecutivo alemán. Sánchez y Olaf Scholz, juntos para que el agua no llegue al río en una de las grandes apuestas recientes de Ursula von der Leyen, justo en un momento en el que la nueva Comisión está por decidirse (con las prioridades también en el aire).

“España quiere trabajar de manera constructiva para que las relaciones entre ambas regiones sean más cercanas, más ricas y más equilibradas. Eso redundará en el beneficio y la prosperidad de nuestras sociedades”, sostuvo Sánchez ante Xi Jinping, en referencia a la situación del coche eléctrico y a la respuesta de Pekín con medidas respecto al sector porcino, algo que a España le afecta directamente: es el principal exportador de cerdo a China entre todos los países de la UE, con ventas por valor de 1.223 millones de euros en 2023.

Bruselas, de momento, no se pronuncia, y el impass legislativo actual hace que la decisión pueda demorarse todavía unos meses. “Tenemos que abogar por el multilateralismo y el libre comercio”, avisó por su parte Xi, consciente eso sí de que las relaciones con la Unión no pasan por su mejor momento. Esa ‘calma’ por la que aboga el Gobierno español es compartida por Berlín. “Expresamos muy pronto su escepticismo con respeto a los planes de la Unión Europea y ha dejado claro que celebra mucho que en paralelo a la preparación de los aranceles haya todavía conversaciones entre el Gobierno chino y la UE para evitar los aranceles”, expresó el portavoz, Steffen Hebestreit, en una rueda de prensa, y recalcó que esa posición “no ha cambiado”, por lo que acogen de buen grado la mediación que ha intentado ejercer el presidente del Gobierno español.

Esa confrontación con China viene de lejos, pero a ella le puso palabras hace un año Ursula von der Leyen durante el último discurso sobre el estado de la Unión. Entonces anunció una investigación por ayudas ilegales del gigante asiático a la producción de coches eléctricos, un hecho que, dijo, afecta a las empresas europeas y a su competitividad.

En ese escenario, sostuvo que la Unión tiene que prepararse para ser más independiente y para su propia ampliación porque está ante “una llamada de la historia” en un mundo que está cambiando. “Es una industria crucial para la economía limpia, con un enorme potencial para Europa, pero los mercados mundiales están inundados de coches eléctricos chinos más baratos”, expresó Von der Leyen, para quien el precio “se mantiene artificialmente bajo gracias a enormes subvenciones estatales”.

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La líder alemana advirtió de que esto “está distorsionando el mercado” y ha recordado que “Europa está abierta a la competencia” pero “no para una carrera a la baja”, pues destacó que la industria ‘limpia’ de la UE está lista para ser competitiva. No obstante, al tiempo que animó a proteger a Europa de “prácticas desleales”, apuntó que es “vital” mantener abiertas las líneas de comunicación y diálogo con China porque también hay temas en los que ambos actores “pueden y deben cooperar”. Para Von der Leyen “la competencia solo es cierta mientras sea leal”.

España quiere trabajar de manera constructiva para que las relaciones entre ambas regiones sean más cercanas, más ricas y más equilibradas

Ese órdago de la Comisión Europea tomó cuerpo ya el pasado mes de julio, cuando Bruselas impuso aranceles a la importación de coches eléctricos chinos; esos aranceles serán de hasta el 37,6%, según lo anunciado por la institución en un comunicado. Nueve meses después del inicio de una investigación antisubvenciones de oficio, la Comisión Europea ha impuesto derechos compensatorios provisionales a las importaciones de vehículos eléctricos de batería (BEV) procedentes de China.

Basándose en la investigación, la Comisión ha llegado a la conclusión de que la cadena de valor de los BEV en China “se beneficia de subvenciones desleales, lo que está causando una amenaza de perjuicio económico a los productores de BEV de la Unión”, explican desde Bruselas. La investigación también ha examinado las probables consecuencias y el impacto de estas medidas en los importadores, usuarios y consumidores de BEV en la UE. Eso sí, el Ejecutivo comunitario matizó que se trata de una medida “provisional” y esgrimió que las conversaciones con China “siguen abiertas para buscar una solución”. Ahora ha sido Sánchez, con Pekín plantado, el que aboga por una salida pactada para que la batalla comercial no se convierta en una guerra.

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