Sánchez, ¿un llanero solitario? España hace fuerza ‘contra todos’ con Palestina y la migración

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Pedro Sánchez, a veces, se siente como el llanero solitario cuando va a Bruselas. Hay luchas que quiere ganar, pero en las que está prácticamente sin ayuda. El personaje creado por Fran Striker combate las injusticias y el presidente del Gobierno encara debates en los que tiene realmente complicado imponer sus tesis. Le pasa, recientemente, en dos temas clave para la Unión Europea como son la migración y la posición del bloque respecto a Israel y Palestina. Esa ‘pelea’ no siempre es un salto al vacío, pues el Ejecutivo se llena de argumentos que tienen sentido; pero en cierto modo le supone estrellarse contra una pared.

“España está llevando una voz importante en debates que son de primer orden, pero esto funciona por mayorías, es evidente”, comentan fuentes consultadas por 20minutos, que recuerdan que, en muchos casos, además, es necesaria “unanimidad”. Aún así, entienden que por ejemplo el reconocimiento del Estado de Palestina es “un paso unilateral” que no se dio de la mano de la UE como bloque. Con la migración, nada nuevo. “Es un tema divisivo, ideológica y políticamente, así que no es raro ver bloques de países. Siempre ha sido así”, concluyen. Sánchez no está incómodo en ninguno de los dos casos, pero resulta evidente cuando se pregunta por Bruselas que sus pasos oscilan entre la valentía y una osadía que quizá dé poco rédito.

Con Palestina la cuestión es muy compleja. Los 27 están divididos en tres bloques: los del reconocimiento del estado palestino, los que apoyan inequívocamente a Israel, como Alemania o Austria, y los que se encuentran en un punto intermedio, como puede ser el caso de Francia o Italia. España, en cambio, dio el paso del reconocimiento ya el pasado mes de mayo de la mano de Irlanda. “El reconocimiento del Estado de Palestina no es sólo una cuestión de justicia histórica con las aspiraciones legítimas del pueblo de Palestina. Es, además, una necesidad perentoria si queremos entre todos lograr la paz”, resumió entonces el presidente del Gobierno, alegando que más de 140 países ya lo hacen. Pero esa medida no tuvo un efecto contagio en el resto de la UE.

“Es la única manera de avanzar hacia la solución que todos reconocemos como la única posible para lograr un futuro de paz: la de un Estado palestino que conviva junto al Estado de Israel en paz y seguridad”, concluyó un Sánchez que ha visto como la falta de consenso sigue lastrando a la Unión y que ha recibido críticas por decidir de manera unilateral, sin alcanzar antes esa unidad europea. La UE defiende desde hace muchas décadas la solución de los dos Estados, pero la última palabra la tienen unos socios que no encuentran el punto en común más allá de pedir un alto el fuego, la liberación de los rehenes de Hamás y el respeto al derecho internacional y humanitario.

Una derrota de Sánchez en este sentido, y otra apuesta que ha hecho casi en solitario o al menos encabezado es el reclamo a que la Comisión Europea revise el Acuerdo de Asociación de la UE con Israel. Lo pidió en febrero, de nuevo junto a Irlanda, y esa petición lleva desde entonces en el cajón de la presidenta Ursula von der Leyen. “No hay avances en ese aspecto”, reconocieron fuentes diplomáticas tras el último Consejo Europeo. Como tampoco los hay en lo referente a la Conferencia de Paz que se ha ofrecido a organizar España y que está, visto el plano bélico, muy lejos; la rechazan, por ahora, tanto Israel como Hamás. Aún así, Moncloa sigue insistiendo en las dos ideas.

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En lo que se refiere a la migración ahora mismo en la UE hay dos tesis: la de Giorgia Meloni y la de Pedro Sánchez. “¿Y si España tiene razón?”, se preguntaba esta semana en su portada el diario francés Liberation. Si la tiene, casi nadie le acompaña. Meloni ha hecho una apuesta muy fuerte en el tema migratorio con la propuesta de crear centros de detención de migrantes fuera de la UE, y la realidad es que le acompañan, aunque sea para escucharla como poco una decena de países además de la Comisión Europea, que lo ve como “una vía alternativa”. Sí comparte Bruselas con Sánchez la idea de que se adelante la entrada en vigor del pacto común de migración al año 2025 -estaba prevista para 2026-.

Pero el Gobierno español es el único, junto al belga, que se opone frontalmente al modelo Meloni. El argumento de Sánchez es otro, y tiene menos adeptos; es evidente. “La migración ordenada, responsable y bien gestionada es la respuesta al reto demográfico que enfrenta Europa y también España”, resumió el jefe del Ejecutivo, dando un enfoque distinto al que dan por ejemplo Italia y Hungría. “Nuestra credibilidad ante el resto del mundo depende también de cómo se gestione la migración”, sostuvo, volviendo a recordar la labor “de la migración española” hace algunas décadas. “Somos conscientes de que el debate genera posiciones encontradas pero en último término nos dice qué Europa queremos ser”. Para Sánchez, la clave está en pensar “en las nuevas generaciones y no en las próximas elecciones” para así “responder ante el reto”. Así, defiende mirar también “el potencial económico” que da la migración.

España sigue en un segundo escalón entre los 27, todavía lejos de Alemania o Francia, pero también en un línea diferente a la de Italia. Sánchez dice que no está solo; tiene claras qué batallas pelear y lo lleva haciendo desde éxitos importantes como el fondo de recuperación o la excepción ibérica, además de cumplir con una presidencia española del Consejo que se llenó de hitos. Pero con Palestina y con la migración parece que el Gobierno se ha abonado a dos imposibles, porque los contrapesos son muy potentes. En la UE, en realidad, a veces se gana pero otras muchas se pierde. Empatar es lo ideal… pero también lo más complicado.

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