#Salud: Vivo en uno de los lugares más remotos de EE. UU. donde nos envían alimentos por avión cada dos meses

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La vida en los lugares más remotos de Alaska parece salida de
una película de supervivencia, sin tiendas, sin supermercados, sin
carreteras. ¿Cómo es vivir pendiente del clima, la nieve y la poca
infraestructura para sobrevivir el día a día? Aquí te lo contamos
con detalle.

Port Alsworth es un ejemplo de lo difícil que
resulta abastecerse cuando los caminos no existen y solo el cielo
es la ruta de entrega. Los habitantes no pueden salir a comprar pan
o leche y todo llega por aire, en vuelos programados que dependen
del estado del tiempo, el cual puede cambiar en minutos y dejar a
un pueblo entero esperando días extra. La comida
que traen suele ser básica, resistente al tiempo y fácil de
almacenar: granos, latas, bolsas selladas. Las listas de compras se
planean para meses, casi como si fuera la lista de provisiones de
una expedición polar.

En cada entrega se juega la tranquilidad o la angustia de las
próximas semanas. Si algo falta, no hay vuelta atrás. Por eso, los
habitantes llenan su casa de alimentos no
perecederos
y hasta 1,000 latas pueden apilarse en sótanos
para resistir los inviernos más largos.

El clima, el
verdadero jefe de la aldea

En Alaska, el clima manda, ya que las nevadas, el hielo y el
frío incluso pueden cortar el contacto con el resto del mundo. Las
temperaturas bajan hasta -20°C y el tiempo puede
empeorar tanto que ni los
aviones
más valientes pueden aterrizar. La gente aprende a
prever y a improvisar. Si falla la luz, hay generadores; si la
despensa se queda corta, se pesca o se sale a cazar. La
autosuficiencia, más que una tradición, es una
necesidad constante.

Una red de
apoyo hecha a base de comunidad

Cuando se vive tan lejos de todo, los vecinos se vuelven familia
y compartir alimentos, herramientas y hasta historias de
supervivencia
es cotidiano. Si alguien necesita ayuda –un
tractor roto, una cabaña con goteras o un pequeño accidente en
casa– la gente ayuda sin pedir nada a cambio. No existe el lujo de
esperar por servicios públicos rápidos. Salina y muchos como ella
en el profundo Alaska saben que la verdadera fuerza está en la
solidaridad comunitaria y el apoyo mutuo.

Aquí, el tiempo no se mide en horas, sino en estaciones
y provisiones. Las redes sociales, por curioso que parezca, han
servido para visibilizar historias como la suya y mostrar al mundo
cómo se vive en estos rincones poco conocidos. A veces, un vídeo
viral ayuda a atraer donaciones o apoyo, pero el día a día lo
asegura el esfuerzo colectivo.

Pesca, caza y
almacenamiento para sobrevivir

De la naturaleza viene mucho más que inspiración: viene la
propia vida. Enmarcados por lagos y densos bosques, los habitantes
de Port Alsworth y pueblos similares buscan salmón, alces,
frutos silvestres y raíces
. Aprenden desde pequeños a
procesar carne, secar pescado y conservar vegetales por largo
tiempo.

Sarah dijo que hay entregas de comida cada dos meses en el pueblo,
y si necesitas algo antes, tienes que viajar en avión a la ciudad
más cercana, Anchorage. Salina Alsworth / SWNS

Tener acceso a una despensa bien equipada puede marcar
la diferencia entre el bienestar y la necesidad. Muchos hasta
cultivan pequeños huertos en verano, aún sabiendo que el ciclo de
cultivo es corto. Las técnicas de almacenamiento, la preparación de
ahumados y conservas, y la adaptación de recetas para versiones
caseras de pan, leche o queso son parte de la vida diaria.

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Adaptaciones en salud y
educación

En Port Alsworth solo hay una clínica básica.
Si ocurre una emergencia, el traslado puede tardar horas y depender
de que un helicóptero pueda volar en pleno temporal. Las familias
aprenden primeros auxilios y mantienen contacto con médicos usando
radio o teléfonos satelitales.

La escuela también se adapta. Hay maestros
locales, pero la educación muchas veces involucra enseñar a
sobrevivir: desde aprender a usar mapas y brújulas hasta saber
encender una estufa de leña. Lo práctico pesa tanto como lo
académico.

Arquitectura
y energía para resistir lo imposible

Las casas y edificios reflejan la lucha contra el frío: techos
inclinados, paredes gruesas y ventanas resistentes al hielo son
parte del paisaje. En lugares aún más inhóspitos, como Whittier,
casi todos viven en un solo edificio gigante para ahorrar energía y
minimizar la exposición al frío extremo. Los sistemas de
calefacción son esenciales, y los generadores de respaldo nunca
faltan para mantener el calor y la luz.

¿Por qué
quedarse en un lugar tan duro?

A primera vista, la vida parece una constante renuncia. Pero
para muchos, el precio de la comodidad se paga con
libertad, silencio, naturaleza intacta y una sensación
única de paz
. Saber que cada comida, cada reparación y
cada victoria sobre el clima extremo es fruto del esfuerzo propio
da un orgullo difícil de encontrar en otros lugares. El lazo con la
tierra y la comunidad, el ritmo lento y la belleza salvaje son
motivos poderosos que mantienen a estas personas firmes en su
elección.

La próxima vez que te quejes porque el súper se quedó sin pan,
piensa en la vida de Salina y su comunidad. Lo que para ti es un
antojo, para ellos puede ser una espera de meses. Alaska no solo
exige fuerza física, exige también coraje mental y la capacidad de
confiar, tanto en uno mismo como en los demás.

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