A veces, los chequeos médicos rutinarios son un
recordatorio de lo importante que es escuchar a nuestro cuerpo,
incluso cuando los síntomas parecen insignificantes. Este es el
caso de Gemma, una mujer que recibió un diagnóstico tan inesperado
como devastador.

La visita que reveló el
problema
Todo comenzó en septiembre de 2023, cuando Gemma, de 45 años,
acudió a una revisión ocular de rutina en su
óptica local. Lo que debía ser un procedimiento rápido tomó un giro
inesperado, puesto que no pudo leer ni una sola letra durante la
prueba de visión. ¿Qué estaba ocurriendo? La dificultad para
completar esta tarea aparentemente simple llamó la atención de los
especialistas, quienes decidieron tomar medidas adicionales.
El examen visual reveló anomalías que requerían un análisis más
profundo. Gemma fue derivada para una
resonancia magnética (MRI), que pronto trajo claridad a la
situación: un tumor cerebral. Este diagnóstico resonó
profundamente, ya que su padre había fallecido en 2018 debido a un
glioblastoma. Para Gemma, esto no solo era un golpe personal, sino
también un enfrentamiento con un temor familiar.
La cirugía y el
camino a la recuperación
En febrero de 2024, después de meses de incertidumbre y un
deterioro progresivo de su salud, Gemma se sometió a una cirugía en
el Hospital John Radcliffe de Oxford. Los cirujanos
lograron extirpar el 90% del tumor, que estaba rodeando el
nervio óptico de su ojo derecho. Según los médicos, la cirugía era
la única opción para preservar su visión.
Aunque la intervención fue exitosa, el proceso de recuperación
no fue sencillo. Gemma pasó tiempo en la unidad de cuidados
intensivos, precisamente en el mismo lugar donde su padre había
estado seis años antes. Tras meses de recuperación física y
emocional, su determinación de volver a tener una vida saludable
destacó como un ejemplo de resiliencia.

¿Cómo reconocer
los signos de alerta?
Este caso resalta la importancia de prestar atención a los
síntomas, por pequeños que parezcan. Los tumores cerebrales, como
el que ella tenía, pueden manifestarse de diversas maneras.
Dolores de cabeza persistentes, cambios en la
visión, pérdida de audición y otros síntomas neurológicos pueden
ser indicadores. Aunque algunos tumores crecen lentamente y pueden
permanecer “silenciosos” durante años, el diagnóstico temprano es
clave para un mejor pronóstico.
Para muchas personas, un examen de rutina puede ser el primer
paso hacia la detección. Gemma no experimentaba síntomas
destacables antes de esa visita al optometrista. lo que demuestra
que, en ocasiones, las
revisiones de rutina pueden salvar vidas.
La importancia
de buscar segundas opiniones
Después de múltiples visitas sin avances significativos, decidió
consultar a un oftalmólogo privado. En tan solo
cinco minutos, este especialista detectó una anomalía y ordenó la
resonancia magnética que reveló su tumor.
“Sentí alivio cuando finalmente tuve un
diagnóstico”, compartió Gemma, explicando cómo había
comenzado a cuestionar si los síntomas que experimentaba eran
producto de su mente.
Vivir con un tumor
cerebral
Aunque el tumor de Gemma no pudo ser eliminado completamente,
ahora está bajo constante monitoreo. Su diagnóstico de
meningioma de grado 2 significa que los médicos deben
vigilar de cerca cualquier crecimiento. En caso de que regrese, se
considera la radioterapia como próxima medida.
A pesar de enfrentar una enfermedad crónica, se siente
agradecida: “Sé que soy una de las afortunadas. Podría haber sido
peor”. Este optimismo es inspirador y muestra la importancia de
mantener una actitud positiva incluso en circunstancias
adversas.


