#Salud: Una madre afirma que un jacuzzi le salvó la vida al detectarle cáncer

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Ruth Given, una madre de 48 años, disfrutaba de unas
vacaciones en familia en Cornualles cuando un
sencillo baño en el jacuzzi del alojamiento donde
se hospedaban terminó salvándole la vida. Durante su estancia, Ruth
notó que su espalda se había irritado después de
sumergirse en las potentes burbujas del jacuzzi, pero lo atribuyó a
la fuerza de los chorros. Sin embargo, pronto se percató de que un
lunar en su espalda
baja
había cambiado de color y comenzaba a supurar.

Convencida de que el lunar había sido irritado
por el jacuzzi, Ruth decidió visitar a su médico
de cabecera como medida de precaución. Allí, la directora de una
escuela primaria fue diagnosticada con melanoma y
se le informó de que el lunar
debía extirparse con urgencia. Tras más pruebas, se descubrió que
el cáncer se había extendido a los ganglios
linfáticos
, lo que requería un tratamiento de
inmunoterapia.

El diagnóstico

“Estábamos dentro del jacuzzi, mirando a una hermosa vista, y
después de un par de veces en el jacuzzi, pensé que mi espalda
estaba un poco dolorida. Sé que los chorros pueden ser bastante
potentes, así que fui bajando la intensidad”, recuerda Ruth.

Sin embargo, al pasar frente a un espejo grande, se dio cuenta
de que uno de los lunares de su espalda baja había
cambiado de color. “Pensé que la velocidad de los chorros de agua
había molestado al lunar. Al día siguiente, empezó a supurar y a
sangrar un poco. Cuando volvimos a casa, envié una foto a mi médico
y me pidió que fuera a verla personalmente”, explica.

Cuando Ruth acudió a la consulta de su médico,
esta le recomendó que visitara a un dermatólogo. Fue allí donde le
dieron la noticia que cambiaría su vida por completo: el
lunar era canceroso y debía extirparse de inmediato.

“Me dijeron que el lunar era canceroso y que necesitaba
extirparlo ese mismo día. Después de la operación, me hicieron más
pruebas y biopsias, y me dijeron que el cáncer estaba presente en
los ganglios linfáticos de mi ingle izquierda y que se clasificaba
como estadio tres”, recuerda Ruth, aún en shock por la noticia.

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“Me sentí como si estuviera mirando desde fuera de mi cuerpo. No
fue hasta que salí del hospital que me golpeó. Empiezas a pensar
‘¿voy a morir?’ y ‘¿cómo se lo voy a decir a mi familia?’”,
confiesa.

Foto Freepik

Sin embargo, Ruth se mantuvo firme y decidida a luchar contra el
cáncer. Inició un tratamiento de inmunoterapia,
que le ha dejado ocho infusiones por delante antes de finalizar su
tratamiento. “Me dijeron que la probabilidad de que hubiera células
sueltas circulando por mi cuerpo era muy alta, pero este
tratamiento de inmunoterapia atacaría esa célula sin que pasara a
otro órgano”, explica.

La importancia de la detección temprana

A pesar de que ella nunca había usado camas de
bronceado
y siempre se había protegido del sol, el cáncer
la sorprendió. “Nunca me he quemado mucho al sol. Esto me ha vuelto
muy paranoica sobre cualquier bulto o protuberancia que encuentre”,
confiesa.

Ahora, anima a los demás a estar atentos a cualquier cambio
sospechoso en su cuerpo y a no dudar en acudir al médico. “Consigan
que les revisen cualquier cosa sospechosa. Intenten revisar su
cuerpo en busca de bultos y protuberancias una vez al mes. Y si
quieren tener un bronceado precioso, siempre usen un bronceador
artificial. Es mejor que tener algo como esto a largo plazo”,
aconseja.

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