La tragedia de perder a un hijo es, sin duda, una de las
experiencias más desgarradoras que puede enfrentar una persona.
Este fue el caso de Brooklyn Larsen, una influencer que, tras la
muerte de su bebé recién nacido, se vio envuelta en una polémica
inesperada: una marca de productos para bebés le exigió devolver
los artículos patrocinados porque ya no podría cumplir con su parte
del acuerdo.
Brooklyn Larsen y su esposo compartieron su dolor en redes
sociales tras el fallecimiento de su segundo hijo, Rocky, quien
solo vivió unas horas después del nacimiento. A pesar de estar
sumergidos en un luto profundo, tuvieron que enfrentar una
situación que muchos calificaron como inhumana: la insistencia de
una marca para que devolvieran una cuna inteligente que había sido
enviada como parte de una colaboración de marketing.
La cuna en cuestión, un modelo de alta tecnología conocido como
SNOO Smart Sleeper, fue proporcionada por la marca Happiest
Baby. Este producto, valorado en aproximadamente $1,700
dólares, debía ser promocionado en las redes sociales de la
influencer. Sin embargo, tras la pérdida de su bebé, cualquier
intención de crear contenido relacionado quedó, comprensiblemente,
descartada.
La insensibilidad de una marca bajo el escáner público
Lejos de actuar con empatía ante la tragedia de Larsen, la marca
envió múltiples correos electrónicos exigiendo la devolución del
productos: fueron seis intentos insistentes, según
revelaron fuentes cercanas a la familia, en los que no se
ofrecieron condolencias, solo una petición fría y administrativa
para recuperar la cuna.
Este acto desató una ola de críticas en las redes sociales,
donde muchos usuarios consideraron que la falta de sensibilidad
mostrada por Happiest Baby era inexcusable. Las personas no
tardaron en señalar lo poco humano que resultaba presionar a una
madre en duelo para cumplir con un trámite corporativo.
Además, la hermana de la influencer confirmó que la empresa no
demostró interés en el difícil momento que la familia estaba
atravesando, dejando en evidencia la desconexión entre el contrato
comercial y la realidad emocional de sus colaboradores.
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@brooklynlarz
¿Trazar límites en el marketing de influencers?
El caso de Brooklyn Larsen no solo evidenció la falta de empatía
en este tipo de escenarios, sino que también puso en debate la
ética detrás del marketing de influencers. Las colaboraciones
suelen basarse en acuerdos donde las marcas proporcionan productos
gratuitos a cambio de creación de contenido, un modelo que parece
no contemplar excepciones bajo circunstancias trágicas.
¿Dónde queda el factor humano cuando las marcas imponen sus
obligaciones de marketing incluso ante pérdidas personales? Este
incidente abre una conversación sobre la necesidad de
protocolos más sensibles y flexibles dentro de la
industria. Las tragedias personales no pueden ser ignoradas en
nombre del cumplimiento comercial.
Una disculpa tardía pero necesaria
Tras la ola de críticas y la inmensa presión pública, Happiest
Baby emitió un comunicado disculpándose por la situación. En la
declaración, la empresa atribuyó lo ocurrido a un “malentendido” y
aseguró que tomarán medidas internas para evitar que algo similar
ocurra en el futuro. No obstante, para muchos, la disculpa llegó
demasiado tarde, ya que el daño emocional causado no podía
revertirse.
Este caso sirve como un llamado de atención para las marcas que
trabajan con influencers, que el contenido patrocinado debe estar
acompañado de empatía, comprensión y flexibilidad, especialmente en
circunstancias excepcionales como el duelo.