Diciembre vuelve a dejar la misma escena en muchas casas, una mesa con restos de celebración y una mañana con la cabeza pesada. La resaca no suele avisar, aparece con sed intensa, náuseas y un cansancio que parece pegarse a la piel.
En consulta, algunos médicos repiten una idea simple, el cuerpo necesita tiempo para recuperarse, pero ciertos gestos pueden hacer el proceso más llevadero. Entre ellos destaca un ingrediente poco pensado para el día después, el jengibre. No promete milagros, pero sí puede ayudar a que el estómago deje de protestar mientras el organismo hace su trabajo.
El ingrediente inesperado que un médico recomienda para la resaca, jengibre
El jengibre se usa desde hace años para molestias digestivas, y esa fama tiene sentido cuando la resaca se concentra en el estómago. Varios profesionales lo recomiendan por su efecto calmante frente a las náuseas y por su relación con una menor inflamación. Sus compuestos (como el gingerol y el shogaol) se asocian con una mejor tolerancia a las ganas de vomitar y al malestar intestinal.
Conviene ponerlo en su sitio, el jengibre no “borra” el alcohol ni acelera de forma mágica su eliminación. El hígado seguirá necesitando horas para metabolizarlo. Lo que sí puede aportar es una sensación de alivio, especialmente si la resaca viene con retortijones, arcadas o falta de apetito. En ese contexto actúa como una manta tibia, no arregla la casa, pero ayuda a pasar el mal rato con más calma.
Por qué la resaca se siente tan mal, deshidratación, irritación del estómago e inflamación
La resaca es una mezcla incómoda de efectos. El alcohol favorece la pérdida de líquidos, por eso aparecen boca seca y dolor de cabeza. También puede irritar el tubo digestivo, de ahí el ardor, la acidez o el estómago revuelto. A eso se suma una respuesta inflamatoria que deja el cuerpo lento y sensible. Si el centro del problema está en el abdomen, algo suave y aromático como el jengibre puede encajar bien.
Cómo tomar jengibre en casa, infusión suave con limón, o rallado en agua tibia
Una opción práctica es una infusión suave, con jengibre fresco en agua caliente y un toque de limón o mandarina para mejorar el sabor. Otra forma sencilla es rallar una pequeña cantidad y mezclarla en agua tibia, sin cargar la mezcla. En ambos casos, conviene tomar sorbos lentos y priorizar la hidratación durante el día, con agua y caldos claros. Si el estómago está delicado, menos intensidad suele ser mejor.
Qué hacer junto al jengibre para recuperarse más rápido, agua, comida ligera y descanso
El mismo día de la resaca, lo más eficaz suele ser lo menos llamativo. La rehidratación constante ayuda a que el dolor de cabeza baje y a que el cuerpo recupere equilibrio, especialmente si hubo sudor, baile o poco sueño. Las soluciones de rehidratación oral pueden ser útiles si hay diarrea o vómitos, siempre que se toleren.
La comida también cuenta. Muchas personas se sienten mejor con alimentos simples y húmedos, como arroz, tostadas, sopa o yogur natural. Las frutas con agua y potasio, como plátano o sandía, suelen sentar bien cuando hay debilidad. Si aparece hambre, una proteína suave (huevo, pavo o pollo) puede ayudar sin sobrecargar. Y el descanso manda, una siesta corta o dormir más esa noche suele ser la diferencia entre arrastrarse o remontar.
Alimentos y bebidas que suelen empeorar la resaca, café y comida grasa
El café puede empeorar palpitaciones, ansiedad y acidez en algunas personas, sobre todo si ya hay deshidratación. La comida grasa también suele caer pesada, retrasa el vaciado del estómago y puede aumentar las náuseas. Si el objetivo es estabilidad, lo suave suele ganar.
Cuándo no usar jengibre y cuándo conviene hablar con un profesional
El jengibre no es para todo el mundo. Si hay gastritis intensa o reflujo marcado, puede picar y empeorar el ardor. También conviene prudencia si la persona toma anticoagulantes o tiene problemas de coagulación, porque se han descrito interacciones y mayor riesgo de sangrado. Como referencia general, muchos expertos sitúan un máximo de 4 gramos al día, pero cada caso cambia.
Hay señales que no se deben normalizar tras beber. Vómitos persistentes, confusión, dolor fuerte, sangre en el vómito o en las heces, fiebre, desmayo o signos claros de deshidratación (mareo importante, orina muy oscura o casi ausencia de orina) justifican pedir ayuda médica. En esos escenarios, el objetivo deja de ser “aliviar” y pasa a ser atender un posible cuadro grave cuanto antes.